El inspector Juan Antonio Bueno Fernández, nacido en Maranchón (Guadalajara) el 27 de diciembre de 1921, estaba casado y tenía un hijo de quince años. Entró en el Cuerpo Nacional de Policía por oposición en 1944 y estuvo destinado en Soria, Zaragoza y Barcelona antes de recalar en Madrid en 1957, donde pasó a formar parte de la escolta del almirante Luis Carrero Blanco. Juan Antonio Bueno Fernández murió en el atentado terrorista dirigido contra Carrero Blanco, entonces presidente del Gobierno.
El 20 de diciembre, a las 9.20 horas, el coche del presidente del Gobierno circulaba, como todos los días, por la calle Claudio Coello. Subido en la escalera, el etarra José Miguel Beñarán, Argala, vigiló hasta que el coche llegó a la altura de una raya roja pintada en la pared que señalaba el lugar donde estaba enterrada la bomba y avisó a un cómplice que, desde el suelo, estableció la conexión eléctrica que la hizo estallar. La detonación fue tan potente que el coche oficial voló, superó la altura del edificio de la residencia de los Jesuitas y cayó en un patio interior. Luis Carrero Blanco había nacido en Santoña (Cantabria) en 1903, estaba casado y tenía cinco hijos. En el atentado fallecieron también el conducto José Luis Pérez Mogena y el escolta Juan Antonio Bueno Fernández, que viajaban en el mismo coche. Se registraron numerosos heridos, entre ellos tres policías del coche escolta, un taxista, la portera del inmueble 104 de la calle Claudio Coello y su hija de corta edad.
José Luis Pérez Mogena, chófer del presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco, nació en Madrid en 1940, estaba casado y tenía un hijo de siete años y una hija de cuatro. En febrero de 1974 habría cumplido ocho años sirviendo en el Parque Móvil de Ministerios, los tres últimos destinado en Presidencia del Gobierno. En el momento del atentado su madre se hallaba visitando a una amiga en la ciudad sanitaria Francisco Franco, y cuando oyó la noticia del atentado llamó a la casa de su nuera, desde donde le confirmaron que trasladaban a su hijo, aún con vida, al mismo hospital donde ella se encontraba. José Luis falleció a las 13 horas.
Antonio Alonso Palacín nació en Alhama de Aragón. Seis días antes de ser asesinado por ETA se había casado en la vecina Calatayud. Era empleado de una fábrica de motores. Antonio murió el 13 de septiembre de 1974, cuando miembros de ETA hicieron estallar una bomba en los aseos dela cafetería Rolando, en el número 4 de la calle Correo de Madrid, ocasionando una masacre sin precedentes en la que murieron trece personas y resultaron heridas otras sesenta, once de ellos agentes de Policía. La presencia de varios miembros de ETA en Madrid para preparar el atentado contra Carrero Blanco sirvió también para que se fijaran en la cafetería Rolando, debido a la proximidad del local a la Dirección General de Seguridad. Los etarras supusieron que los clientes del establecimiento serían policías y organizaron el atentado. La explosión hizo que el techo de la cafetería cayera sobre la gente que se encontraba dentro y su onda expansiva abrió los muros hasta la segunda planta del inmueble, provocando importantes daños en los pisos superiores y en las casas colindantes. ETA no quiso reconocer la autoría de esta acción terrorista que enfrentó a dos sectores en el seno de la banda.
María Jesús Arcos Tirado, de veintiocho años, era de Contamina, provincia de Zaragoza. Una semana antes, el 7 de septiembre, se había casado con Antonio Alonso Palacín. Ambos murieron en el atentado de la cafetería de la calle Correo. María Jesús trabajaba como telefonista en Alhama de Aragón. La foto de su boda, en blanco y negro, fue publicada en los periódicos tras el asesinato.
Félix Ayuso Pinel, de 46 años, fue uno de los inspectores de Policía que resultaron gravemente heridos en el atentado de la cafetería de la calle Correo de Madrid. Sobrevivió durante dos años y medio, pero el 16 de enero de 1977 murió como consecuencia de las heridas. El mismo día en que fue enterrado en el cementerio de Fuencarral de Madrid, con la asistencia del director general de Seguridad, el gobernador civil de Madrid y el jefe superior de Policía, ETA intentaba un nuevo asesinato: Gonzalo Santos Turrientes fue tiroteado en la localidad vizcaína de Las Arenas y resultó herido de máxima gravedad. La banda acusó a la víctima de haber denunciado a la Policía varias acciones cometidas por ETA. Cinco disparos le alcanzaron antes de que la pistola se encasquillara, circunstancia que pudo salvarle la vida.
Francisca Baeza Alarcón estaba con su prima Maribel González en la cafetería Rolando de Madrid cuando estalló la bomba que acabó con su vida. Tenía 45 años, estaba soltera y era profesora de Enseñanza General Básica en Valdepeñas (Ciudad Real), donde ejercía desde hacía quince años. Francisca, hija única, vivía con sus padres, también maestros pero ya jubilados. Aquel 13 de septiembre había ido a Madrid a hacer unas compras y parado con su prima en la cafetería donde solían acudir juntas siempre que se pasaba por Madrid. Maribel resultó herida pero pudo salvar la vida. Fue ella quien identificó el cadáver de su prima. Francisca fue enterrada en Valdepeñas. Sus alumnos conformaron la comitiva.
Baldomero Barral Fernández, panadero, tenía 24 años y estaba casado con Josefina Pérez Martínez. Los dos, naturales de A Coruña, murieron el 13 de septiembre de 1974 en el atentado de la cafetería Rolando de la calle Correo de Madrid.
Gerardo García Pérez, casado y con tres hijos, fue uno de los tres empleados de la cafetería Rolando que perdieron la vida en el atentado de la calle Correo de Madrid. Su compañero Emilio Candil García, de 23 años, también camarero de la cafetería, sufrió conmoción cerebral y heridas múltiples, pero salvó la vida. “En el momento de producirse la explosión recuerdo que estaba trabajando en la barra del bar. Me disponía a cobrar a un cliente. De pronto sentí una gran avalancha de escombros sobre nosotros e intenté salir para afuera corriendo. Oí gritos de socorro y me pareció como si perdiera el conocimiento. Al despertar vi a muchos que sangraban, igual que yo, en medio de los escombros. ¡Fue terrible! Yo no oí ninguna explosión, no oí ruidos”, contó después.
Francisco Gómez Vaquero, de 31 años, fue rescatado aún con vida debajo de los escombros de la cafetería Rolando, en la calle Correo de Madrid, un hecho “milagroso” según los responsables de la Cruz Roja que intervinieron en el rescate. Desgraciadamente, Francisco, que trabajaba como cocinero de la cafetería, falleció posteriormente en el hospital Clínico al que fue trasladado. Su esposa, Blanca Condado Aguilar, tenía veinte años y dos hijos cuando quedó viuda y tuvo que ponerse a trabajar como asistenta para sacar adelante a los niños, pues hasta muchos años más tarde no recibió una pensión.
Antonio Lobo Aguado, nacido en 1919 en Villanueva del Río (Sevilla), estaba casado y tenía dos hijos. Fue una de las primeras víctimas de la matanza de la cafetería Rolando, en la calle correo de Madrid, cuyo cadáver pudo ser identificado tras ingresar en la Ciudad Sanitaria de Madrid. Fue enterrado en su localidad natal. Ferroviario de profesión, había sido trasladado a la capital de España poco tiempo antes del atentado.
El camarero de la cafetería Rolando Manuel Llanos Gancedo, de 26 años, ingresó sobre las 15.30 horas, todavía con vida, en el hospital de la Cruz Roja de Madrid. Allí le suministraron oxígeno e intentaron por todos los medios mantenerle con vida, pero murió antes de que pudiera ser operado. Manuel llevaba cinco años en Madrid cuando la bomba que ETA colocó en el local donde trabajaba, porque supuestamente era frecuentada por policías, acabó con su vida. Nació en la localidad asturiana de Villar de Vildas, pero a los seis años su familia se trasladó a Villablino (León), donde su padre encontró trabajo en la mina. Manuel tuvo que comenzar a trabajar muy pronto como aprendiz de camarero, pues eran cinco en la familia viviendo del salario del padre. Su primer trabajo fue en el casino de Villablino y cuando los arrendatarios del local se trasladaron a Madrid para abrir un nuevo negocio les acompañó. Manuel, recuerda su hermano, era feliz en Madrid. Unos años después, los dueños de la cafetería Rolando le ofrecieron empleo como uno de los encargados y aceptó.
Luis Martínez Marín murió en el atentado de la cafetería Rolando y fue enterrado en el cementerio de La Almudena de Madrid. Había nacido en Valladolid el 8 de octubre de 1896 y residía en la capital de España desde hacía años.
María Josefina Pérez Martínez tenía 21 años cuando la bomba de la cafetería Rolando de Madrid acabó con su vida. Su marido, Baldomero Barral Fernández, que se encontraba con ella, falleció en el mismo atentado.
Concepción Pérez Paino, de 65 años, era administrativa en la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol de Madrid. En los descansos, solía bajar a tomar café a la cercana cafetería Rolando. Allí se encontraba el 13 de septiembre de 1974, cuando estalló la bomba de ETA que le costó la vida. Fue una de las primeras en ser identificada y sus restos mortales fueron enterrados al día siguiente en el cementerio de La Almudena de Madrid.
María Ángeles Rey Martínez, burgalesa de 20 años, trabajaba de prácticas como administrativa en un taller de electricidad pero le había quedado una asignatura suspensa y decidió ir a Madrid para presentarse a los exámenes de septiembre. El día 13, María Ángeles y algunas compañeras entraron en la cafetería Rolando, para comer. Mientras algunas se quedaban en la barra para pedir, ella se separó unos metros para coger mesa. Y entonces la bomba estalló, acabando con su vida. Fue cuestión de unos metros, los que le separaron de sus compañeras que sufrieron apenas unos rasguños y salvaron la vida.
José Antonio Pérez, de 59 años, nació en Ferrol (A Coruña), estaba casado y tenía tres hijos. Con 18 años ingresó voluntario en la Infantería de Marina. Fue ascendido a teniente coronel con 55 años y estaba en posesión de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. También fue condecorado con la Medalla de Campaña, la Cruz Roja del Mérito Militar y una Cruz de Guerra.
Alrededor de las 8.30, el general de brigada del Ejército de Tierra Juan Manuel Sánchez-Ramos Izquierdo y su ayudante, el teniente coronel José Antonio Pérez Rodríguez, fueron asesinados por dos terroristas a las puertas del domicilio del general, en el barrio madrileño del Parque de las Avenidas. Les acompañaba su chófer, el soldado Pedro de las Heras.
Los terroristas se colocaron uno a cada lado del vehículo y abrieron fuego sobre el general y su ayudante, atravesando las ventanillas traseras y causándoles la muerte en el acto. Los etarras, miembros del Comando Madrid, huyeron en un taxi robado en el que les esperaba una tercera persona. Un sargento de la Policía vio el atentado y les siguió con su coche, efectuando varios disparos que hirieron a uno de los terroristas y reventaron una rueda, lo que les obligó a detenerse en la M-30. Allí pararon un vehículo para seguir huyendo.
Etxabe Urrestilla, alias Zumai, logró huir a Francia y fue detenido en 1981. Fue condenado a 70 años de cárcel por el doble asesinato, aunque obtuvo la libertad en 1994, después de criticar la continuidad del terrorismo. La mujer que le acompañaba nunca fue detenida ni juzgada.
Véase también Juan Manuel Sánchez-Ramos Izquierdo.
Juan Manuel Sánchez-Ramos nació en San Fernando (Cádiz). Estaba casado, tenía tres hijos y varios nietos. Ingresó como soldado de Infantería de Marina a los 16 años y con 20 inició sus estudios en la Academia de Artillería. Ascendió a general de brigada con 58 años y era jefe de Armamento de la Artillería de la Dirección General de Apoyo al Material de la Jefatura Superior de Apoyo Logístico.
El general Sánchez-Ramos fue asesinado por miembros del Comando Madrid, junto a José Antonio Pérez Rodríguez, su ayudante, el 21 de julio de 1978.
En el momento del asesinato se encontraba en situación B, a dos años de pasar a la reserva. En los círculos militares, “era conocido como un hombre de talante liberal, muy religioso y con un gran prestigio profesional como técnico de armamento”, según recogía el diario El País en su edición del 22 de julio de 1978.
Véase también José Antonio Pérez Rodríguez.
José Francisco Mateu Cánoves, de 58 años, magistrado del Tribunal Supremo, fue asesinado el 16 de noviembre de 1978. Cuando salía de casa para ir a trabajar, dos terroristas se abalanzaron sobre él y le dispararon a quemarropa, provocándole la muerte al instante y huyeron en dos motos robadas.
En el momento de su asesinato, Mateu era suplente de la Sala Sexta. Uno de sus hijos, Ignacio Mateu Istúriz, se encontraba en la Academia General Militar, de donde salió como oficial para ingresar en la Guardia Civil. Murió en otro atentado terrorista, perpetrado ocho años después.
El comando Argala de ETA, compuesto por varios terroristas franceses y encabezado por Henri Parot, recibió de Domingo Iturbe Abasolo la orden de asesinar a José Francisco Mateu. Los etarras hicieron un primer viaje a Madrid para comprobar los datos de los que disponían y, días después, Parot y otros tres terroristas realizaron un segundo viaje, cruzando la frontera a bordo de dos coches, en los que llevaban varias pistolas y granadas. Una vez en Madrid, robaron dos motos y esperaron al magistrado cerca de su domicilio para asesinarlo. Henri Parot fue condenado en 1991 a una pena de 29 años de reclusión mayor, así como al pago de una indemnización a los herederos de la víctima.
Mateu nació el 8 de agosto de 1920 en Burjassot (Valencia), estaba casado y tenía siete hijos. Ingresó en la carrera judicial en 1947 y trabajó en los juzgados de San Vicente de la Barquera (Cantabria), El Puente del Arzobispo (Toledo), Vera (Almería), Navahermosa (Toledo) e Illescas (Toledo). Posteriormente, ingresó en el Cuerpo de Magistrados de Trabajo y estuvo destinado en Lugo, Mieres (Asturias) y Ourense. Su siguiente puesto fue en la Audiencia Provincial de Lérida, antes de entrar a formar parte del Tribunal de Orden Público desde su constitución, en 1964.
El general Constantino Ortín, gobernador militar de Madrid, de 64 años y nacido en la pedanía de La ñora (Murcia), estaba casado y no tenía hijos. ETA lo asesinó el 3 de enero de 1979 porque dada “su alta graduación, su muerte supondría un duro golpe al Ejército español”.
Txomin Iturbe Abasolo ordenó el atentado al comando Argala, formado por ciudadanos franceses liderados por Henri Parot. El 3 de enero de 1979, cuatro terroristas alquilaron un coche y le esperaron cerca de su casa. Cuando el militar salió de su vehículo oficial, Henri Parot y otros dos terroristas le dispararon. Tres balas le hirieron e ingresó ya cadáver en el hospital.
Ortín estudió en la Academia de Infantería cuando estalló la Guerra Civil. Cuando terminó era teniente provisional y ascendió a capitán en 1941. Durante los años de postguerra fue profesor en la Academia de Infantería de Toledo. Posteriormente, realizó el curso de Estado Mayor, diplomándose en el grupo de mando de armas con la 54.ª promoción y, más tarde, en paracaidismo. Sucesivamente, fue miembro de la jefatura del Regimiento de Infantería Mahón número 45, de la Quinta Sección del Estado Mayor Central y de la División de Instrucción y Enseñanza. Fue ascendido a general de Brigada en 1973 y nombrado gobernador militar de Madrid el 14 de septiembre de 1978.
El 2 de marzo de 1991, Henri Parot fue condenado a 27 años de prisión mayor y a una indemnización económica a los herederos de la víctima.
El coronel Jesús Ábalos Giménez, de 61 años, casado y con cinco hijos, falleció en el atentado de Madrid en el que varios etarras atacaron un vehículo oficial del Ejército. Como resultado de esta acción terrorista también murieron el general Luis Gómez Hortigüela, el coronel Agustín Laso Corral y el conductor civil Luis Gómez Borrego.
Ábalos entró como voluntario en el Ejército con 18 años. Durante la Guerra Civil alcanzó el grado de alférez provisional y al finalizar la misma continuó con la carrera militar.
Relato completo del atentado en Luis Gómez Hortigüela.
Véase también Luis Gómez Borrego y Agustín Laso Corral.
El burgalés Luis Gómez Borrego, de 37 años, conductor en el Ministerio de Defensa, falleció en el atentado de Madrid en el que varios etarras atacaron un vehículo oficial del Ejército. En este atentado también murieron el general Luis Gómez Hortigüela y los coroneles Jesús Ábalos Giménez y Agustín Laso Corral.
Relato completo del atentado en Luis Gómez Hortigüela.
Véase también Jesús Ábalos Giménez y Agustín Laso Corral.
En 1979 el teniente general Luis Gómez Hortigüela se convirtió en el cargo militar más alto asesinado por ETA hasta la fecha, hecho que tuvo un gran impacto en la clase política y en la vida pública española.
Gómez, nacido en Burgos hacía 69 años, estaba casado y era padre de cinco hijos cuando murió el 25 de mayo de 1979, justo la víspera de la boda de una de sus hijas.
Mientras se dirigía en un coche oficial con los coroneles Jesús Ábalos Giménez y Agustín Laso Corral y el conductor Luis Gómez Borrego al Ministerio de Defensa, donde ese día asumía la Jefatura Superior de Personal del Cuartel General del Ejército, cuatro miembros del comando Argala, liderado por Henri Parot y a las órdenes del dirigente etarra Domingo Iturbe Abasolo, que les facilitó la información sobre Gómez, esperaron al vehículo en un cruce de calles. Haciéndose pasar por empleados de una obra les dispararon y uno de los etarras lanzó una granada dentro del coche. A Luis Gómez Borrego le trasladaron al hospital, pero murió una hora después.
Gómez entró en la Academia de Infantería con 15 años. Durante la Guerra Civil fue herido en combate y recibió la Medalla Militar Individual y la Medalla Laureada de San Fernando. Con el grado de coronel fue destinado al mando del Regimiento de Infantería Motorizado Saboya 6. Al ascender a general de brigada, fue nombrado gobernador militar de Santander y de Castellón de la Plana. Como general de división se hizo cargo de la Subinspección de Tropas y Servicios de la V Región Militar y del Gobierno Militar de Zaragoza. Ascendió también a capitán general de la III Región, entre otros cargos.
Henri Parot fue condenado a 30 años por cada una de las cuatro víctimas mortales y al pago económico a los herederos de las víctimas.
Véase también Jesús Abalos Giménez, Luis Gómez Borrego y Agustín Laso Corral.
El coronel Agustín Laso Corral, de 60 años, natural de Mata de Almunia, Salamanca, casado y con cinco hijos, falleció en el atentado de Madrid en el que también murieron el general Luis Gómez Hortigüela, el coronel Jesús Ábalos Giménez y el conductor civil Luis Gómez Borrego. Agustín entró en el Ejército con 18 años y participó en la Guerra Civil. Diplomado en paracaidismo, escalada y esquí, ascendió a coronel con 59 años y, unos tres meses antes de morir, pasó a la escala B.
Relato completo del atentado en Luis Gómez Hortigüela.
Véase también Jesús Ábalos Giménez, Luis Gómez Borrego.
La decisión de ETA militar de reactivar sus ofensivas terroristas a finales de julio de 1979 había provocado cinco muertos. A estos ataques se unieron las acciones de la facción político militar de ETA que desencadenó una serie de atentados indiscriminados en el aeropuerto de Barajas y en las estaciones de tren de Atocha y Chamartín, con un balance de siete muertos y más de cien heridos.
El primero de esta cadena de atentados tuvo lugar el 29 de julio de 1979 a las 13.01 horas en la terminal de vuelos nacionales de Barajas. La explosión de una maleta bomba, cerca de una consigna contigua a los aseos, afectó a varios miembros del equipo de submarinismo de Tenerife que regresaban a la isla tras un campeonato en Oviedo. El atentado se cobró la vida de José Manuel Amaya Pérez, de 32 años, casado, con dos hijos, y delegado del equipo de submarinismo de Tenerife. Su madre, su hermana y otros familiares conocieron la noticia de su muerte por el Telediario de las 20 horas cuando el locutor pronunció su nombre entre los fallecidos. Varios miembros del equipo de submarinismo y otras cuatro personas resultaron heridas de gravedad.
El 29 de julio de 1979 explotaron tres bombas en sendos puntos de Madrid. La segunda estalló en la estación de Chamartín a las 13.11 horas, diez minutos después de la de Barajas.
Los terroristas habían colocado una maleta llena de explosivos, como la del aeropuerto, en una de las taquillas automáticas del armario central de la consigna, junto a la sala de espera llena de viajeros y muy cerca de una cafetería de la planta baja.
Al explotar, Dorothy Fertig, estudiante danesa de 20 años, resultó decapitada. Hubo medio centenar de heridos, entre ellos una joven alemana compañera de Dorothy. Otro de los heridos, José Manuel Juan Boix, falleció a causa de la gravedad de las lesiones. La mayoría de las víctimas fueron trasladadas al hospital de La Paz y el servicio ferroviario quedó interrumpido varias horas.
Los terroristas trataron de responsabilizar de los asesinatos a las autoridades, alegando que poco después de las 12 horas habían avisado de la colocación de las bombas a la agencia Euskadi Press. El aviso no permitió el desalojo de las instalaciones amenazadas. Las autoridades dijeron que, solo en Madrid, se recibían de 15 a 20 amenazas falsas de bomba en aquellas fechas.
Véase también José Manuel Juan Boix y José Manuel Amaya Pérez.
José Manuel Juan Boix, de 18 años, nacido en Zaragoza, era un joven estudiante y un prometedor atleta cuando fue víctima de una bomba de ETA el 29 de julio de 1979, cuyas heridas le causaron la muerte un mes después.
José Manuel acababa de ganar el Campeonato de España júnior de tres mil metros lisos y poco antes había sido campeón del mundo del equipo júnior de campo a través en Limerick (Irlanda). También consiguió la marca necesaria para poder participar en el Campeonato de Europa Júnior al Aire Libre. Su vida deportiva se desarrolló en dos clubes aragoneses: el Iris y el Scorpio 71.
El 29 de julio de 1979, José Manuel estaba en la estación de Chamartín cuando explotó una bomba que le hirió de gravedad. Ingresó en el hospital La Paz con un politraumatismo muy severo. Aunque en un principio parecía que iba a poder salvarse, empeoró y murió el 18 de agosto.
En homenaje a José Manuel se inauguró una pista de atletismo con su nombre en Zaragoza y cada año, desde que murió, se organiza un memorial.
Véase el relato completo del atentado en Dorothy Fertig.
La tercera bomba de ETA que estalló el 29 de julio de 1979 en Madrid estaba colocada en una oficina de facturación de coches cama de la estación de Atocha, detrás de la caseta de información a los viajeros.
Como las dos anteriores, la bomba estaba escondida en una cabina de las consignas de equipajes. Explotó a las 13.15 horas y fue el artefacto que más daños causó: dos muertos al instante, un tercero pasadas unas horas y un cuarto fallecido apenas tres días más tarde. Más de 40 personas tuvieron que ser atendidas en centros sanitarios.
Una de las cuatro víctimas mortales de esta explosión fue el guardia civil retirado Juan Luna Azol, natural de Jaén, de 53 años.
En total, 113 personas resultaron heridas y 27 hospitalizadas por el triple atentado. El hospital La Paz atendió a 40 personas; el Primero de Octubre a 30 heridos; y el Francisco Franco, a 13; diez personas más fueron asistidas en la casa de socorro de Retiro-Mediodía y 20 en el botiquín de las instalaciones de Renfe.
Las emisoras de radio solicitaron urgentemente donaciones de sangre aunque el llamamiento tuvo que ser cancelado porque los madrileños colapsaron los hospitales para ofrecer su ayuda.
El 2 de agosto, ETA político-militar anunció que detenía su “lucha armada” ante la presión recibida por la situación de indignación de los ciudadanos, de los políticos y de los medios de comunicación tanto nacionales como extranjeros, e informó sobre bombas colocadas en Sitges, Salou y Alicante que todavía no habían explotado.
Véase también Dionisio Rey Amez.
El 29 de julio de 1979, el joven estudiante Jesús Emilio Pérez Palma fue gravemente herido y trasladado al Primero de Octubre, donde falleció pocas horas después por la bomba que ETA hizo estallar en la estación de Atocha.
Véase el relato completo del atentado en Juan Luna Azol.
Véase también Guadalupe Redondo Vian y Dionisio Rey Amez.
La bomba que estalló en Atocha el 29 de julio de 1979 alcanzó a tres miembros de una misma familia: Guadalupe Redondo Vian, natural de León, de 59 años, ama de casa; a su marido, Dionisio Rey Amez; y a la hija de ambos, Carmen Rey Redondo, que ingresó en La Paz y fue la única que sobrevivió.
Guadalupe falleció en el acto al estallar la bomba, Dionisio murió cuatro días más tarde en la residencia sanitaria Francisco Franco.
Relato completo del atentado en Juan Luna Azol.
Véase también Jesús Emilio Pérez Palma y Dionisio Rey Amez.
Dionisio Rey Amez, natural de León, era policía nacional retirado. Murió en el atentado de la estación de Atocha del 29 de julio de 1979 en el que también fallecieron su esposa, Guadalupe Redondo Vian, el estudiante Jesús Emilio Pérez Palma y el guardia civil retirado Juan Luna Azol. Su cuerpo fue trasladado a su tierra natal para ser enterrado.
Relato completo del atentado en Juan Luna Azol.
Véase también Jesús Emilio Pérez Palma y Guadalupe Redondo Vian.
José Luis Ramírez Villar, soltero y con dos hermanos, había ingresado voluntario en el servicio militar y estaba destinado en la Agrupación de Tropas del Cuartel General del Ejército como policía militar cuando fue asesinado el 18 de marzo 1980, un día antes de cumplir 20 años y su sueño de ser policía.
Aquel día realizaba tareas de escolta protegiendo a Fernando Esquivias Franco, general del Ejército de Tierra, y a su ayudante, el teniente coronel Manuel Mier Hidalgo, cuando fueron víctimas de una bomba colocada en el itinerario que diariamente realizaban. El explosivo, situado en una moto robada atada a una farola, fue detonado por Henri Parot, líder del comando Argala, célula etarra formada por ciudadanos franceses. José Luis Ramírez murió en el acto, mientras que Esquivias y Mier sufrieron heridas leves.
Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, dirigente de ETA que había suministrado la información al Comando, y Henri Parot, fueron condenados a 30 años de reclusión mayor por el asesinato de José Luis Ramírez y a dos penas de 25 años por los asesinatos frustrados de Esquivias y Mier; además de tener que indemnizar económicamente a los herederos de José Luis, obligación que Henri no cumplió al declararse insolvente.
Antonio Nogueras García, de 38 años, estaba casado y tenía tres hijos. Era natural de Frigiliana (Málaga). Comenzó trabajando en un comercio de calzado y después fue escolta del general Franco. Pertenecía a la Guardia Real.
El 7 de mayo de 1981, el comando Argala liderado por Henri Parot y ordenado por el dirigente de ETA Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, Txikierdi, mató a tres militares dentro de un coche oficial en Madrid. El objetivo, sin embargo, era el cuarto pasajero del coche, el teniente general Joaquín Valenzuela Alcívar-Jáuregui, jefe del Cuarto Militar de la Casa del Rey.
Aquel día, Parot y otro etarra, montados en una motocicleta, siguieron al Dodge Dart oficial que trasladaba a Nogueras y a otros tres militares. En la calle Conde de Peñalver, aprovechando un giro en la carretera, Parot colocó la bomba sobre el techo del coche. El artefacto explotó, hacia las 10:30 horas, y mató al soldado Manuel Rodríguez Taboada, al teniente coronel Guillermo Tevar Seco y a Antonio Nogueras. El teniente general Valenzuela resultó herido, al igual que otras 20 personas.
ETA militar asumió la autoría del atentado. La acción terrorista movilizó a millones de españoles que paralizaron su actividad para expresar su repulsa contra el terrorismo etarra. Henri Parot fue condenado como autor del asesinato, Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, como inductor y cooperador necesario, e Isidro Garalde Bedialauneta, también como cooperador. Fueron sentenciados a tres penas de 30 años y a 26 años más por el atentado frustrado contra Valenzuela. Parot debía pagar una indemnización a las tres familias afectadas y al conjunto de las personas heridas.
Véase también Manuel Rodríguez Taboada y Guillermo Tevar Seco.
Manuel Rodríguez Taboada, de 36 años, era natural de Orense. A los 23 años se desplazó a Madrid para ingresar en la guardia motorizada de Franco. Posteriormente pasaría al servicio de la Casa Real. Estaba casado y tenía tres hijos.
El 7 de mayo de 1981, el comando Argala liderado por Henri Parot colocó una bomba en el coche oficial en el que viajaban Manuel y otros tres compañeros. El cabo de la Guardia Real Antonio Nogueras García y el teniente coronel Guillermo Tevar Seco también fallecieron.
Relato completo del atentado en Antonio Nogueras García.
Véase también Guillermo Tevar Seco.
El teniente coronel de Infantería Guillermo Tevar Seco tenía 56 años y era de origen aragonés. Estaba casado, tenía tres hijos y pertenecía a la octava promoción de la Academia General Militar del Arma de Infantería. Era diplomado en carros de combate y en automóviles.
El 7 de mayo de 1981, el etarra Henri Parot, junto a otro miembro del comando Argala, pusieron una bomba sobre el techo del coche oficial en el que viajaban cuatro militares. Falleció el cabo de la Guardia Real Antonio Nogueras García, el soldado Manuel Rodríguez Taboada y Guillermo Tevar Seco.
Relato completo del atentado en Antonio Nogueras García.
Véase también Manuel Rodríguez Taboada
El general Víctor Lago Román, orensano de 63 años, casado y con ocho hijos, era jefe de la División Acorazada Brunete, la unidad más poderosa del Ejército español. Fue asesinado por dos miembros franceses del Comando Argala el 4 de noviembre de 1982. Su muerte tuvo un gran impacto en la sociedad al tratarse de un pretigioso alto mando militar y porque una semana antes el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) había ganado las elecciones generales. El atentado se produjo cuando Lago se desplazaba en coche oficial a su cuartel. Dos terroristas en moto de alta cilindrada se acercaron al vehículo y ametrallaron al general, que murió en el acto, e hirieron de gravedad a su chófer, Juan Carlos Villalba González.
Lago Román había ingresado en el Ejército como voluntario con 17 años, fue oficial en la Legión y ascendió a coronel en 1972. Estuvo en la División Azul y partició en las campañas de Ifni y del Sáhara. Tras ascender a general de Brigada, fue nombrado gobernador militar de Madrid y subinspector de tropas y servicios de la I Región Militar.
Henri Parot y Juan Lorenzo Santiago Lasa Mitxelena, Txikierdi, fueron condenados a 50 años de cárcel cada uno. Además, se les obligó a indemnizar a la familia de Lago y Villalba.
El teniente general Guillermo Quintana Lacaci, de 67 años y natural de El Ferrol, era un militar prestigioso, próximo al Rey. Tenía siete hijos, cuatro de ellos miembros de las Fuerzas Armadas. Entre 1979 y 1982 fue Capitán General de Madrid, hasta que, por edad, pasó a situación B. Con el cambio de estatus, dejó de tener las medidas de protección de las que hasta entonces disfrutaba.
El atentado contra Quintana comenzó a prepararse en Francia por una célula terrorista, que proporcionó al dirigente del comando Argala, Henri Parot, toda la información necesaria para perpetrarlo. Parot y otros dos etarras viajaron a Madrid, confirmaron los datos que habían recibido y volvieron a Francia para informar a los dirigentes de ETA.
El 29 de enero de 1984, Parot comprobó que Quintana estaba en la iglesia de los Sagrados Corazones, en el barrio de Argüelles. Se lo comunicó a los compañeros que le esperaban en un banco cercano. Dos se quedaron esperando, mientras otro se dirigió a un coche en el que posteriormente se darían a la fuga. A las 12:47 horas, el militar salía de la iglesia con su esposa, María Elena Ramos Gutiérrez, cuando Parot y otro etarra se acercaron y les dispararon. Quintana cayó herido al suelo, donde los terroristas lo remataron. La mujer, se abalanzó sobre Henri Parot, que le disparó en una pierna.
Los miembros de ETA, Henri Parot Navarro y Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, fueron condenados a una pena de 30 años de reclusión mayor cada uno por participar en el atentado.
Ricardo Tejero Magro, de 58 años, era natural de Barcelona. Estaba casado y tenía cinco hijos. Desarrolló toda su trayectoria profesional en el Banco Central, salvo en algunos intervalos que ocupó puestos directivos en la Unión Bancaria Hispano Marroquí y en el Banco de Crédito Industrial.
El 19 de febrero de 1985, dos terroristas del comando Madrid de ETA llegaron al domicilio de Tejero haciéndose pasar por policías. De esta forma redujeron al vigilante del garaje y al chófer del directivo bancario. Cuando Tejero salió del ascensor de su domicilio, en la calle de Ortega y Gasset de Madrid, para ir al trabajo, fue sorprendido por los dos etarras que le dispararon por la espalda provocándole la muerte en el acto.
ETA había mandado cartas a los miembros del sector bancario en las que reclamaba a cada consejero de los grandes bancos del país el pago de diez millones de pesetas. El Diario ABC recogió las palabras de Emilio Botín, consejero delegado del Banco Santander: “Si nos vuelven a enviar cartas reclamando el impuesto revolucionario, haremos lo que hemos hecho siempre, tirarlas a la papelera”.
Tejero fue inhumado en el panteón que la familia tenía en Jadraque (Guadalajara), a cuyo acto asistieron numerosas autoridades e importantes directivos de los sectores bancario y empresarial.
Fueron condenados los etarras Venancio Sebastián Horcajo, como cómplice del asesinato, a 18 años de prisión; Ignacio Arakama Mendia, alias Macario, a 26 años y 8 meses, como responsable del atentado; José Luis Urrusolo Sistiaga a 26 años, 8 meses y 1 día de reclusión mayor; y a María del Rosario Delgado Iriondo, cómplice del asesinato, a 16 años. Además, tuvieron que indemnizar económicamente a los herederos de Tejero.
Esteban del Amo García, de 35 años, era natural de Segovia. Estaba casado y tenía dos hijas pequeñas. Llevaba cinco años trabajando en el equipo de artificieros de la Policía Nacional.
El 12 de junio, varios terroristas huyeron de la calle General Oráa, donde habían asesinado esa misma mañana al coronel Vicente Romero González-Calatayud y a su chófer, Juan García Jiménez. En la huida se dirigieron a El Corte Inglés, en la avenida Felipe II de Madrid y estacionaron el coche robado en el sótano del aparcamiento, con las puertas abiertas de par en par para que llamase la atención y fuera más fácil localizarlo. Los asesinos habían colocado una bomba-trampa dentro del vehículo.
Sobre las 10:00 horas, un miembro de ETA avisó a la Policía de la colocación del coche-bomba. Los cuerpos de seguridad ordenaron desalojar el centro comercial, que en ese momento reunía a unas ocho mil personas entre clientes y empleados.
Esteban del Amo y Gerardo Puente, miembros del Tedax, fueron los encargados de inspeccionar el coche donde estaba la bomba. Primero tiraron de los asientos traseros uno por cada lado. Debajo pudieron ver los explosivos y un cordón detonante que se metía en el maletero. Estaban observando el asiento delantero, cuando Esteban le dijo a Gerardo: “Quítate un momento que he visto algo”. Gerardo se echó hacia atrás ante la falta de espacio y se agachó para mirar sin ver nada. Al incorporarse se produjo la explosión.
Esteban murió en el acto y Gerardo cayó al suelo gravemente herido, con un brazo destrozado. Consiguió ponerse en pie a pesar de su estado y corrió para alejarse del coche en llamas.
Véase también Juan García Jiménez y Vicente Romero González-Calatayud.
Juan García Jiménez, de 27 años, era natural de San Pablo de los Montes (Toledo). Estaba casado con Rosario García González y tenía una hija de 3 meses. Entró de chófer del Ejército como funcionario civil contratado en el mes de enero.
El terrorista José Ignacio de Juana Chaos, que acababa de asesinar al coronel del Cuerpo Jurídico Militar, Vicente Romero González-Calatayud, cuando salía de su casa en la calle General Oráa de Madrid, se giró hacia su chófer, Juan García Jiménez, y le disparó siete tiros que le mataron en el acto.
Véase el relato completo del atentado en Vicente Romero González-Calatayud.
El coronel Vicente Romero González-Calatayud, de 55 años, era natural de La Puebla de Montalbán (Toledo). Estaba casado con María Josefa García-Tenorio Valmaseda y tenía cuatro hijos entre los 17 y los 27 años. Estudió Derecho Administrativo Militar y trabajó de asesor jurídico en la Dirección General de Infraestructuras del Ministerio de Defensa.
El 12 de junio de 1985, el coronel Vicente Romero salió de su casa en la calle General Oráa de Madrid, antes de las 10:00 horas, en dirección a su trabajo en el Servicio Militar de Construcciones. Su chófer, Juan García Jiménez, le esperaba con el coche parado en doble fila. Vicente cruzaba entre dos vehículos cuando el terrorista Ignacio de Juana Chaos se acercó y le disparó tres veces. Después, el etarra se volvió y disparó también al conductor, al que alcanzaron siete balas y murió en el acto.
Al escuchar los disparos, la mujer de Romero se asomó a la ventana y vio a su marido tendido en el suelo. Fue trasladado al hospital Reina Sofía, pero murió antes de llegar. El terrorista se dio a la fuga con la ayuda de la etarra Belén González Peñalva y utilizaron un coche en el que les esperaba otro terrorista, Juan Manuel Soares Gamboa.
Tras cometer los asesinatos, los terroristas se dirigieron al aparcamiento subterráneo del Corte Inglés, en la avenida Felipe II, y colocaron una bomba-trampa en el maletero. Los propios asesinos llamaron a la Policía para avisar de la localización del coche, cuya explosión mató al artificiero del Equipo de Desactivación de Explosivos (Tedax), Esteban del Amo García.
Los miembros de ETA, José Ignacio de Juana Chaos, Juan Manuel Soares Gamboa, Belén González Peñalva, Inés del Río Prada y Esteban Esteban Nieto, fueron condenados a prisión. Los tres primeros fueron los ejecutores directos de la acción terrorista.
Véase también Esteban del Amo García y Juan García Jiménez.
Fausto Escrigas Estrada, vicealmirante de la Armada de 59 años, gallego nacido en El Ferrol estaba casado y con cuatro hijos. Ocupaba la Dirección General de Política de Defensa cuando fue asesinado por tres miembros del Comando Madrid que ametrallaron su coche oficial el 29 de julio de 1985.
Su chófer, Francisco Marañón García, tenía 57 años en el momento del asesinato. Las secuelas del atentado le impidieron valerse por sí mismo, necesitando ayuda permanente el resto de su vida.
Juan Manuel Soares Gamboa, como autor material del asesinato, Belén González Peñalva, José Ignacio de Juana Chaos, Inés del Río Prada y Esteban Esteban Nieto fueron condenados por este atentado.
Eugene Kenneth Brown, de 45 años y natural de Pensylvania, estaba casado y con dos hijos. Era controlador de inventarios en la multinacional Johnson & Johnson y se encontraba en Madrid para asistir a reuniones con ejecutivos de la filial española. La mañana del 9 de septiembre de 1985 murió a consecuencia de las heridas provocadas por la deflagración de un coche bomba, colocado por el Comando Madrid en la plaza de la República Argentina. El objetivo era un autobús que transportaba a 24 guardias civiles que se dirigían a relevar a otros compañeros. Un total de 16 guardias civiles resultaron heridos: Raimundo Plata Pampanas, Antonio Malfeito Inchausti, Marcos Rey Patón, Enrique González Martín, Miguel Ángel Chapado Manzanas, Jacinto Delgado Córdoba, Manuel Varela Reyes, Pedro Jiménez Gon- zález, Jesús Pérez Rodríguez, Alfonso Sánchez Rodríguez, Juan Antonio Corredor Pérez, Luis Corchado Gibello, José Carlos Sánchez Martín, José Pérez Rodríguez, Antonio Medina Gordillo y Ángel Larios Rivero. Alfonso Trillo Bernabéu, otro transeúnte, también resultó herido.
De Juana Chaos fue condenado 489 años de cárcel, Del Río Prada a 478 años y Soares Gamboa, que se mostró arrepentido, a 299 años por los delitos de atentado, un asesinato consumado, diecisiete asesinatos frustrados y estragos. La terrorista González Peñalva fue condenada a 467 años de reclusión por los mismos delitos. Todos ellos tuvieron que indemnizar económicamente a los herederos de la víctima así como a los guardias civiles heridos.
El vicealmirante de la Armada Cristóbal Colón de Carvajal y Maroto, duque de Veragua, madrileño de 61 años, estaba casado y con seis hijos. Descendiente directo del descubridor de América, fue asesinado el 6 de febrero de 1986. Dos etarras ametrallaron y lanzaron una granada en su coche de camino a la Escuela de Altos Estudios Jurídicos de la Armada. Cristóbal y Manuel Trigo Muñoz, su conductor, murieron en el acto. Antonio Rodríguez-Toubes Núñez, comandante de Infantería, resultó gravemente herido.
Cristóbal recibió la Gran Cruz del Mérito Naval a título póstumo el mismo día de su asesinato. Su funeral y el de Manuel estuvo presidido por Don Juan de Borbón. Los terroristas, que no sabían a quién habían asesinado, se alegraron al conocer la identidad de la víctima.
Pese a que Henri Parot fue condenado y obligado a indemnizar a las esposas y a los hijos de los fallecidos, así como a Antonio Rodríguez-Toubes Núñez por las secuelas, el Estado tuvo que asumir las consecuencias de la sentencia, ya que el condenado se declaró insolvente. Las autoridades españolas solicitaron varias veces sin éxito la extradición del etarra José Luis Arrieta Zubimendi, considerado presunto organizador del crimen.
Véase también Manuel Trigo Muñoz.
Manuel Trigo Muñoz, jienense de 55 años, casado y con dos hijos, era funcionario civil del Ejército, donde trabajaba en el Cuerpo Especial Mecánico de Conductores desde hacía 13 años. Llevaba más de dos años como chófer al servicio del vicealmirante Cristóbal Colón de Carvajal y Maroto. Murió en el atentado del 6 de febrero de 1986, mientras conducía por las calles de Madrid el vehículo oficial en el que iban el propio vicealmirante, que también falleció y el comandante de Infantería de Marina Antonio Rodríguez-Toubes Núñez.
Relato completo del atentado en Cristóbal Colón de Carvajal y Maroto.
Alberto Amancio Alonso Gómez, guardia civil de 23 años, nacido en París, estaba soltero y era estudiante de Derecho. Murió el 25 de abril de 1986 tras explotar un coche-bomba colocado por el Comando Madrid al paso de su vehículo, ocupado por 9 guardia civiles encargados de la vigilancia de las Embajadas de Estados Unidos e Italia, por la madrileña calle de Juan Bravo. Cinco agentes murieron y el resto resultaron heridos. Asimismo, siete transeúntes sufrieron heridas de diversa índole a consecuencia de la deflagración.
Juan Manuel Soares Gamboa, José Ignacio de Juana Chaos, Antonio Troitiño Arranz, Inés del Río Prada, Esteban Esteban Nieto e Idoia López Riaño fueron los responsables de esta masacre. Troitiño detonó a distancia los artefactos explosivos que causaron la muerte instantánea de los guardias civiles Alberto Amancio Alonso Gómez, Juan José Catón Vázquez, Vicente Javier Domínguez González, Juan Carlos González Rentero y Juan Mateos Pulido.
Véase también Juan José Catón Vázquez, Vicente Javier Domínguez González, Juan Carlos González Rentero y Juan Mateos Pulido.
Juan José Catón Vázquez, guardia civil de 30 años y soltero, fue asesinado por el Comando Madrid junto a otros cuatro compañeros en el atentado con coche-bomba, el 25 de abril de 1986, en la madrileña calle Juan Bravo.
Relato completo del atentado en Alberto Amancio Alonso Gómez.
Véase también Vicente Javier Domínguez González, Juan Carlos González Rentero y Juan Mateos Pulido.
Vicente Javier Domínguez González, guardia civil placentino de 25 años y soltero, fue asesinado por el Comando Madrid junto a otros cuatro compañeros, en el atentado con coche-bomba de la madrileña calle Juan Bravo el 25 de abril de 1986.
Véase el relato completo del atentado en Alberto Amancio Alonso Gómez.
Véase también Juan José Catón Vázquez, Juan Carlos González Rentero y Juan Mateos Pulido.
El guardia civil Juan Carlos González Rentero, bejarano soltero de 21 años, llevaba 9 meses en el Cuerpo cuando fue asesinado por el Comando Madrid, junto a otros cuatro compañeros, en el atentado con coche-bomba del 25 de abril de 1986 de la madrileña calle Juan Bravo.
Relato completo del atentado en Alberto Amancio Alonso Gómez.
Véase también Juan José Catón Vázquez,Vicente Javier Domínguez González y Juan Mateos Pulido.
El cabo primero de la Guardia Civil Juan Mateos Pulido, de 30 años, cacereño de Robledillo de Trujillo, casado y con un hijo, fue asesinado por el Comando Madrid junto a otros cuatro compañeros en el atentado con coche-bomba ocurrido el 25 de abril de 1986 en la madrileña calle Juan Bravo.
Relato completo del atentado en Alberto Amancio Alonso Gómez.
Véase también Juan José Catón Vázquez,Vicente Javier Domínguez González, Juan Carlos González Rentero y Juan Mateos Pulido.
Francisco Casillas Martín había nacido en Madrid hacía 19 años y estaba soltero. Llevaba seis meses en el servicio militar cuando dos etarras le ametrallaron mientras conducía por Madrid un vehículo oficial, con los también oficiales del Ejército de Tierra Carlos Vesteiro Pérez y Ricardo Sáenz de Ynestrillas Martínez. Los tres fallecieron el 17 de junio de 1986.
Relato completo del atentado en Carlos Vesteiro Pérez.
Véase también Ricardo Sáenz de Ynestrillas Martínez.
El comandante Ricardo Sáenz de Ynestrillas Martínez, de 51 años, estaba casado y tenía tres hijos cuando ETA le asesinó. En el mismo atentado murieron también el teniente coronel Carlos Vesteiro Pérez y el soldado conductor Francisco Casillas Martín. Ocurrió en Madrid, el 17 de junio de 1986.
A título póstumo, en 2005, le concedieron el ascenso honorífico a la categoría de teniente coronel. Ricardo había servido cinco años en el Sáhara, en la X Bandera de la Legión, y dos años en el Batallón de Montaña de Barbastro, entre otros. También fue durante seis años profesor de oficiales en la Academia General de Policía. Había sido procesado y condenado seis años antes a seis meses de prisión por la Operación Galaxia.
Relato completo del atentado en Carlos Vesteiro Pérez.
Véase también Francisco Casillas Martín.
El teniente coronel Carlos Vesteiro Pérez, el comandante Ricardo Sáenz de Ynestrillas Martínez y el soldado conductor Francisco Casillas Martín fueron ametrallados por dos etarras delante de la casa de Ricardo, cerca del estadio Vicente Calderón, en Madrid. Eran las 14:30, del 17 de junio de 1986 cuando los militares regresaban a sus casas desde la Capitanía General.
Los etarras José Ignacio de Juana Chaos, Antonio Troitiño Arranz, Inés del Río Prada, Inmaculada Noble Goicoechea, Juan Manuel Soares Gamboa e Idoia López Riaño fueron condenados a penas de 87 años de cárcel. Soares declaró que fueron él mismo y López Riaño quienes dispararon. También debían indemnizar a las viudas de Carlos y Ricardo, así como a los padres de Francisco.
Carlos Vesteiro tenía 50 años, nació en La Coruña y pertenecía al Arma de Infantería. Era especialista en automovilismo y carros de combate. Sus restos mortales fueron inhumados en el panteón de la Brigada de Paracaidistas de Alcalá de Henares (Madrid).
Véase también Ricardo Sáenz de Ynestrillas Martínez yFrancisco Casillas Martín.
Carmelo Bella Álamo, de 22 años, era natural de Granja de Torrehermosa (Badajoz). Había ingresado en la Benemérita un año antes de morir y daba servicio en el Destacamento de Tráfico de Arganda.
El 14 de julio de 1986, ETA colocó una furgoneta-bomba en la plaza de la República Dominicana, en Madrid. Hacia las 7:45 horas, la bomba explotó cuando un convoy de vehículos de la Guardia Civil, formado por un autobús, un minibús y un todoterreno, salió del cuartel de la Escuela de Tráfico en Príncipe de Vergara en dirección a la Venta de la Rubia, donde realizaban prácticas de motocicleta. Fallecieron 12 agentes del Instituto Armado y otras 78 personas —entre transeúntes y miembros de la Benemérita— sufrieron heridas.
Los terroristas Idoia López Riaño y Juan Manuel Soares Gamboa colocaron la furgoneta; Antonio Troitiño Arranz se situó junto a una parada de autobús próxima y accionó la bomba, y José Ignacio de Juana Chaos se quedó a la espera en un vehículo preparado para la huida. Otros terroristas del comando Madrid participaron en las labores de vigilancia y preparación del explosivo: Esteban Esteban Nieto e Inés del Río Prada. Todos ellos, más Santiago Arrospide, fueron condenados a penas mayores de 1.000 años de prisión cada uno y a pagar una indemnización.
En el veinte aniversario del atentado, el pueblo de Granja de Torrehermosa hizo un homenaje a los 12 guardias civiles asesinados. La madre de Carmelo descubrió una placa en la plaza de Santa Ana donde están inscritos los nombres de los fallecidos. Casi 22 años después, se inauguró en el lugar del crimen un monumento en homenaje a las víctimas del terrorismo, gracias a donaciones de ciudadanos anónimos.
Véase también Juan Ignacio Calvo Guerrero, José Calvo Gutiérrez, Miguel Ángel Cornejo Ros, Javier Esteban Plaza, José Fernández Pertierra, Jesús María Freixes Montes, José Joaquín García Ruiz, Ángel de la Higuera López, Santiago Iglesias Godino, Jesús Jiménez Jimeno y Antonio Lancharro Reyes.
El guardia civil Juan Ignacio Calvo Guerrero, de 25 años, era natural de la Pola de Gordón (León), estaba casado y tenía un hijo pequeño. Hacia las 7:45 horas del 14 de julio de 1986, una furgoneta-bomba colocada por el comando Madrid explotó al paso de un convoy de vehículos de la Guardia Civil, en la madrileña plaza de la República Dominicana.
Falleció días después del atentado, en el Hospital de La Paz. Juan Ignacio había llegado a Madrid pocas semanas antes del atentado tras su primer destino en Mieres (Asturias).
Relato completo del atentado en Carmelo Bella álamo.
Véase también José Calvo Gutiérrez, Miguel Ángel Cornejo Ros, Javier Esteban Plaza, José Fernández Pertierra, Jesús María Freixes Montes, José Joaquín García Ruiz, Ángel de la Higuera López, Santiago Iglesias Godino, Jesús Jiménez Jimeno y Antonio Lancharro Reyes.
José Calvo Gutiérrez tenía 19 años cuando la banda terrorista ETA le asesinó en la plaza de la República Dominicana, en Madrid. Viajaba en un convoy de la Guardia Civil para hacer prácticas de motocicleta. Era natural de Barcelona y llevaba en la Guardia Civil un año. Estaba destinado en el Destacamento de Tráfico de Barajas. El atentado sucedió el 14 de julio de 1986.
Relato completo del atentado en
Relato completo del atentado en Carmelo Bella álamo.
Véase también Miguel Ángel Cornejo Ros, Javier Esteban Plaza, José Fernández Pertierra, Jesús María Freixes Montes, José Joaquín García Ruiz, Ángel de la Higuera López, Santiago Iglesias Godino, Jesús Jiménez Jimeno y Antonio Lancharro Reyes.
El guardia civil Miguel Ángel Cornejo Ros, natural de Burjasot (Valencia), tenía 24 años cuando ETA le asesinó junto a otros once compañeros en la plaza de la República Dominicana de Madrid. Se había incorporado a la Guardia Civil hacía un año. Estaba casado. El atentado sucedió el 14 de julio de 1986.
Relato completo del atentado en Carmelo Bella álamo.
Véase también José Calvo Gutiérrez, Javier Esteban Plaza, José Fernández Pertierra, Jesús María Freixes Montes, José Joaquín García Ruiz, Ángel de la Higuera López, Santiago Iglesias Godino, Jesús Jiménez Jimeno y Antonio Lancharro Reyes.
El agente de la Benemérita, Javier Esteban Plaza, era natural de Guadalajara. Soltero y con novia, tenía 26 años de edad cuando ETA le asesinó junto a otros once compañeros, el 14 de junio de 1986. Fue ingresado en el Hospital de La Paz, donde falleció cuatro días después del atentado con furgoneta bomba ocurrido en la madrileña plaza de la República Dominicana.
Relato completo del atentado en Carmelo Bella álamo.
Véase también José Calvo Gutiérrez, Miguel Ángel Cornejo Ros, José Fernández Pertierra, Jesús María Freixes Montes, José Joaquín García Ruiz, Ángel de la Higuera López, Santiago Iglesias Godino, Jesús Jiménez Jimeno y Antonio Lancharro Reyes.
El guardia civil, Andrés José Fernández Pertierra, de 20 años y natural de Gijón (Asturias), se dirigía junto a un grupo de compañeros a realizar prácticas de motocicleta en las afueras de Madrid. Murió en Madrid en el atentado con furgoneta-bomba de la plaza de la República Dominicana, organizado por el comando Madrid de ETA el 14 de julio de 1986. Había ingresado en el Instituto Armado apenas tres meses y medio antes del atentado. También fueron asesinados otros once agentes.
Relato completo del atentado en Carmelo Bella álamo.
Véase también José Calvo Gutiérrez, Miguel Ángel Cornejo Ros, José Fernández Pertierra, Jesús María Freixes Montes, José Joaquín García Ruiz, Ángel de la Higuera López, Santiago Iglesias Godino, Jesús Jiménez Jimeno y Antonio Lancharro Reyes.
Jesús María Freixes Montes, de 21 años, había ingresado en la Benemérita hacía poco más de cuatro meses. ETA le asesinó en la plaza de la República Dominicana de Madrid, junto a 11 compañeros, cuando se desplazaba en un convoy de la Guardia Civil, el 14 de julio de 1986.
Su padre, Francisco Freixes, era concejal independiente en el Ayuntamiento de Lérida y corresponsal del diario ABC. Sus restos fueron inhumados en el cementerio municipal ilerdense. Teresa Freixes, su hermana, escribió una carta a ETA que fue publicada en varios medios de comunicación.
Relato completo del atentado en Carmelo Bella álamo.
Véase también Juan Ignacio Calvo Guerrero, José Calvo Gutiérrez, Miguel Ángel Cornejo Ros, Javier Esteban Plaza, José Fernández Pertierra, José Joaquín García Ruiz, Ángel de la Higuera López, Santiago Iglesias Godino, Jesús Jiménez Jimeno y Antonio Lancharro Reyes.
José Joaquín García Ruiz, de 21 años, se había incorporado a la Guardia Civil apenas tres meses y medio antes de que el comando Madrid de ETA le asesinara, junto a otros 11 compañeros, en la plaza de la República Dominicana de Madrid. Ocurrió el 14 de julio de 1986. Era natural de Merindad de Valdivieso, estaba soltero y destinado en el Destacamento de Tráfico de Briviesca-Autopista.
Relato completo del atentado en Carmelo Bella álamo.
Véase también Juan Ignacio Calvo Guerrero, José Calvo Gutiérrez, Miguel Ángel Cornejo Ros, Javier Esteban Plaza, José Fernández Pertierra, Jesús María Freixes Montes, Ángel de la Higuera López, Santiago Iglesias Godino, Jesús Jiménez Jimeno y Antonio Lancharro Reyes.
Ángel de la Higuera López tenía 20 años cuando ETA le asesinó en la madrileña plaza de la República Dominicana, junto a otros 11 agentes de la Guardia Civil, al explotar una furgoneta-bomba. Falleció 17 días después del atentado. Era natural de Alfacar (Granada) y llevaba cuatro meses en el Instituto Armado. El atentado sucedió el 14 de julio de 1986.
Ángel era el menor de siete hermanos. Era aficionado a las motocicletas, por eso su alias era Ángel Nieto, su ídolo de juventud.
Relato completo del atentado en Carmelo Bella álamo
Véase también Juan Ignacio Calvo Guerrero, José Calvo Gutiérrez, Miguel Ángel Cornejo Ros, Javier Esteban Plaza, José Fernández Pertierra, Jesús María Freixes Montes, José Joaquín García Ruiz, Santiago Iglesias Godino, Jesús Jiménez Jimeno y Antonio Lancharro Reyes.
El agente Santiago Iglesias Godino, de 20 años, nació en Hondón de las Nieves (Alicante). Ingresó en la Guardia Civil tres meses y medio antes de que ETA le asesinara en la madrileña plaza de la República Dominicana, junto a otros 11 agentes de la Guardia Civil, al hacer explotar una furgoneta-bomba. El atentado sucedió el 14 de julio de 1986. Su familia decidió donar sus órganos.
Relato completo del atentado en Carmelo Bella álamo.
Véase también Juan Ignacio Calvo Guerrero, José Calvo Gutiérrez, Miguel Ángel Cornejo Ros, Javier Esteban Plaza, José Fernández Pertierra, Jesús María Freixes Montes, José Joaquín García Ruiz, Ángel de la Higuera López, Jesús Jiménez Jimeno y Antonio Lancharro Reyes.
Jesús Jiménez Jimeno, de 20 años, murió en el acto en el interior del autobús destrozado por la bomba accionada a distancia por un miembro del comando Madrid de ETA, el 14 de julio de 1986. Se había incorporado a la Guardia Civil hacía algo más de 4 meses y estaba destinado en el Destacamento de Tráfico de Teruel. Era oriundo de Cascante del Río (Teruel).
Relato completo del atentado en Carmelo Bella álamo.
Véase también Juan Ignacio Calvo Guerrero, José Calvo Gutiérrez, Miguel Ángel Cornejo Ros, Javier Esteban Plaza, José Fernández Pertierra, Jesús María Freixes Montes, José Joaquín García Ruiz, Ángel de la Higuera López, Santiago Iglesias Godino y Antonio Lancharro Reyes.
Antonio Lancharro Reyes solo llevaba en la Benemérita tres meses cuando ETA le asesinó, junto a 11 compañeros más, al explotar una furgoneta-bomba en la plaza madrileña de la República Dominicana. Había nacido en la localidad pacense de Monesterio hacía 21 años y estaba soltero. En Mérida se levantó una escultura en homenaje a la Guardia Civil.
Relato completo del atentado en Carmelo Bella álamo.
Véase también Juan Ignacio Calvo Guerrero, José Calvo Gutiérrez, Miguel Ángel Cornejo Ros, Javier Esteban Plaza, José Fernández Pertierra, Jesús María Freixes Montes, José Joaquín García Ruiz, Ángel de la Higuera López, Santiago Iglesias Godino y Jesús Jiménez Jimeno .
Carmen Pascual Carrillo era viuda y tenía 79 años. Vivía con su hija María de los Ángeles Ibáñez muy cerca del lugar donde falleció.
El 17 de mayo de 1987, sobre las 5:25 horas, Carmen Pascual regresaba en coche a su casa junto a unos familiares, después de celebrar las bodas de plata de un sobrino. En el trayecto se paró en un semáforo en rojo, muy cerca de la Dirección General de la Guardia Civil de Madrid. En ese momento, explotó un coche-bomba que la mató en el acto. En el coche viajaban también su hija, su sobrino, Luis María Villarroso Bassadone, y María del Carmen Fernández Fernández, esposa de Luis, que fueron gravemente heridos junto a dos transeúntes, Florencio Arce Pardo y Carlos Marcos Sáez.
Ese mismo día, el comando Argala de ETA, liderado por Henri Parot, hizo explotar otros dos coches-bomba en Madrid: uno junto al Cuartel General del Aire, en la plaza de la Moncloa, y otro junto al Cuartel General de la Armada, en la plaza de Cibeles, sin causar víctimas mortales.
El etarra Henri Parot fue condenado a una pena de 121 años de cárcel; Francisco Múgica Garmendia a 27 años de reclusión mayor y a 18 años de prisión menor y Santiago Arrospide Sarasola, apodado Santi Potros, a 27 años de reclusión mayor y a 18 años de prisión menor. Además, tuvieron que indemnizar económicamente a los herederos de Carmen Pascual Carrillo y a los heridos por el atentado.
Jaime Bilbao, de 38 años y natural de Madrid, era el responsable de la selección de largometrajes de Televisión Española, donde llevaba 14 años. Había ingresado en la cadena pública en 1974.
El entonces máximo dirigente de ETA, Francisco Múgica Garmendia, encargó al comando Argala, integrado por los hermanos Henri y Jean Parot, Jacques Esnal y Frédéric Haramboure el atentado del 22 de noviembre de 1988. A las 23:57 horas, estalló una furgoneta-bomba junto a la Dirección General de la Guardia Civil, en la calle Guzmán el Bueno de Madrid. La onda expansiva mató a Jaime Bilbao Iglesias y al niño Luis Delgado Villalonga, que moriría al día siguiente. Fueron heridos 46 miembros de la Benemérita y 42 transeúntes civiles.
Ocho años después del atentado, fueron condenados Henri Parot, Gonzalo Rodríguez Cordero y José Gabriel Zabala Erasun a penas de 1.170 años de reclusión por dos delitos de asesinato consumado, cuarenta y ocho de asesinatos frustrados, lesiones graves, falsificación de documentos oficiales y otros delitos menores. En 2001 la misma sala y sección de la Audiencia Nacional condenó a Francisco Múgica Garmendia y a José María Arregui Erostarbe a sendas penas de 1.128 años de prisión. Las sentencias llevaban aparejado el deber de los condenados de indemnizar de forma conjunta y solidaria a los herederos de cada una de las víctimas mortales y al resto de heridos.
Véase también Luis Delgado Villalonga.
Luis Delgado Villalonga tenía 2 años y medio cuando varios etarras le asesinaron en Madrid el 22 de noviembre de 1988. Viajaba en el coche familiar con sus padres cuando la explosión de una furgoneta-bomba, aparcada frente a la sede de la Dirección General de la Guardia Civil, le mató al ser gravemente herido en la cabeza. Sus padres resultaron heridos de gravedad y tuvieron que permanecer hospitalizados durante el entierro de su hijo en el cementerio de Torrelodones.
Su madre, Mercedes Villalonga Villalonga, estaba embarazada de cuatro meses y sufrió graves heridas por incrustaciones de metralla en el cráneo. Estuvo varios días en coma profundo y nunca más pudo volver a trabajar como enfermera. Su padre, el doctor Luis Delgado Cabezas, ejerció como secretario general de la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) durante varios años.
Véase el relato completo del atentado en Jaime Bilbao Iglesias.
Juan Antonio García Andrés, de 32 años, era natural de Navarredonda, en Madrid, y estaba casado. Ingresó en la Policía en 1979 y trabajaba en la comisaría madrileña de Buenavista.
El 8 de mayo, sobre las 22:10 horas, tres miembros del comando Francés de ETA se situaron en la carretera comarcal que lleva a la prisión de Alcalá-Meco, en la localidad madrileña de Alcalá de Henares. El etarra Henri Parot vio acercarse al coche del funcionario de prisiones José Luis López Montenegro y le ametralló. José Luis pudo bajar del automóvil y huir a pie para evitar que le mataran. Mientras, los terroristas colocaron una bomba en el vehículo del funcionario.
Unos minutos más tarde, un microbús con 12 policías y dos coches particulares con agentes vestidos de paisano se encontró con el automóvil de José Luis con las luces encendidas y una puerta abierta. Uno de los vehículos policiales trasladó al herido y el otro, en el que iban cuatro agentes, se acercó al coche para inspeccionarlo. En ese momento, estalló el explosivo que mató en el acto a Juan Antonio García Andrés y a José Antonio Montes Gila. Otros dos policías fueron heridos.
Henri Parot fue condenado a un total de 105 años de prisión por su participación, además de la indemnización económica correspondiente para los herederos de Juan Antonio y José Antonio.
Véase también José Antonio Montes Gila.
José Antonio Montes Gila tenía 35 años y era natural de Pegalajar (Jaén). Ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía en 1976 y en el momento de su muerte prestaba servicio en la Sexta Unidad de Radiopatrullas de la comisaría madrileña de Chamartín. Estaba casado y tenía una hija.
El 8 de mayo, sobre las 22:00 horas, miembros del comando Francés de ETA se situaron en la carretera comarcal que lleva a Alcalá-Meco, en la localidad madrileña de Alcalá de Henares, y ametrallaron al funcionario de prisiones José Luis López Montenegro, que resultó herido de gravedad.
Después, los etarras pusieron una bomba en el coche abandonado del funcionario. Minutos más tarde llegó una dotación de policías que se acercó al vehículo para inspeccionarlo. Los etarras accionaron a distancia un artefacto explosivo que mató en el acto a José Antonio Montes Gila y a Juan Antonio García Andrés.
Relato completo del atentado en Juan Antonio García Andrés.
El comandante Ignacio Julio Barangua Arbués, de 37 años, nació en Zaragoza. Estaba casado y tenía una hija de 12 años. Estaba destinado en la Dirección de Transportes del Mando Superior de Apoyo Logístico del Ejército de Tierra en Madrid.
El 19 de julio de 1989, los terroristas Henri Parot y Jacques Esnal ametrallaron el vehículo oficial en el que iba Barangua, junto al coronel José María Martín-Posadillo Muñiz y el chófer. El soldado que conducía el vehículo resultó herido de gravedad. En 2005 ambos fallecidos fueron ascendidos con carácter honorífico y a título póstumo.
Francisco Múgica Garmendia fue condenado como colaborador necesario en el atentado.
Relato completo del atentado en José María Martín-Posadillo Muñiz.
José María Martín-Posadillo Muñiz, de 56 años, nació en Toledo y estaba destinado en la Dirección de Transportes del Mando Superior de Apoyo Logístico del Ejército de Tierra. Estaba casado y tenía tres hijos. En 2005 recibió el ascenso honorífico a general.
La dirección de ETA encargó a Henri Parot y Jacques Esnal el atentado contra el coronel José María Martín-Posadillo Muñiz, de 56 años, y el comandante Ignacio Julio Barangua Arbués. El 19 de julio de 1989, fueron ametrallados al salir del Cuartel General del Ejército de Tierra, en la avenida Ciudad de Barcelona de Madrid, cuando viajaban en el vehículo oficial conducido por el soldado Fernando Vilches Herranz, que resultó herido de extrema gravedad. Parot disparó cinco balas con una pistola Sig-Sauer contra el coche, mientras que Jacques Esnal lo ametralló con un Kalaschnikov.
Henri Parot fue condenado como autor material del atentado a dos penas de 28 años de reclusión mayor por cada uno de los asesinatos consumados, y a otra de 19 años de reclusión menor por el delito de asesinato frustrado. Francisco Múgica Garmendia fue sentenciado como autor por cooperación necesaria. Además, debían indemnizar a los familiares de las víctimas y al chófer Fernando Vilches.
Véase también Ignacio Julio Barangua Arbués.
La fiscal Carmen Tagle González, de 44 años, era natural de Madrid y estaba soltera. Pertenecía a la Carrera Judicial desde hacía 11 años y se encargaba de casos que tramitaba el Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional. Desempeñaba fundamentalmente la acusación pública en sumarios instruidos tras la comisión de atentados terroristas por parte de ETA. Pese a que se sabía amenazada, no disponía de escolta. Como medida de precaución, solo había dado órdenes a su conserje de no informar sobre su dirección, siendo prácticamente desconocida entre sus vecinos.
El 12 de septiembre, sobre las 15:15 horas, Carmen iba a entrar con el coche en el aparcamiento de su domicilio, en la calle Julio Palacios de Madrid. En ese momento, los etarras Henri Parot y Jacques Esnal, que la habían seguido desde que salió de la Audiencia Nacional, le dispararon varios tiros desde la ventanilla abierta de su turismo que le causaron la muerte en el acto.
Según declaró Henri Parot, autor material del crimen, para el asesinato fue decisivo el viaje que la fiscal realizó para interrogar a Urrutikoetxea Bengoetxea. Los etarras Henri Parot, como autor material del atentado, y Francisco Múgica Garmendia, como inductor y cooperador necesario para cometer el asesinato, fueron condenados a sendas penas de 30 años de reclusión mayor. Además se les obligaba a indemnizar conjunta y solidariamente a los herederos legales de Carmen. Jacques Esnal fue condenado a cadena perpetua en Francia.
La Asociación de Fiscales instituyó el premio Carmen Tagle en homenaje y recuerdo de su compañera. El galardón reconoce a quienes trabajan de manera destacada en la lucha contra el terrorismo y en favor de la paz.
El 17 de noviembre, sobre las 17:00 horas, miembros de ETA vieron un vehículo oficial del Ejército de Tierra que circulaba cerca de la estación de tren de Atocha, en el que iban el teniente coronel de Artillería José Martínez Moreno, soltero de 51 años y el soldado conductor Alfonso de los Reyes Cobertera Zurita, de 20 años. José iba hacia su casa después de salir del trabajo en el Cuartel General del Ejército de Tierra, donde era inspector de Artillería, cuando el coche oficial se paró en un semáforo en rojo en la glorieta de Carlos V. Los terroristas, que iban en otro automóvil, se pusieron a su altura y dispararon a los militares por las ventanillas, matando en el acto a José e hiriendo a Alfonso en la región cervical, que recibió el alta poco después de ingresar en el hospital.
El etarra Henri Parot fue condenado a 52 años de reclusión mayor como autor del atentado. Francisco Múgica Garmendia a un total de 55 años de prisión mayor por un asesinato consumado y por el delito de asesinato frustrado. Además debían indemnizar económicamente, de forma conjunta y solidaria, a los herederos de José y a Alfonso.
El teniente del Ejército del Aire, Enrique Aguilar Prieto, de 52 años, era natural de Palencia. Casado y con dos hijos, fue asesinado la mañana del 5 de junio de 1991. Una bomba colocada en su coche explotó cuando se dirigía a su trabajo en el Servicio Cartográfico de la Escuela de Transmisiones, en la madrileña base militar aérea de Cuatro Vientos.
La explosión hirió a cuatro estudiantes. Los restos mortales de Aguilar fueron incinerados en el crematorio del cementerio de La Almudena (Madrid). Tras su muerte, se le impuso, a título póstumo, la Cruz del Mérito Aeronáutico con distintivo blanco.
El cacereño Valentín Martín Sánchez, miembro de los Tedax de 38 años, estaba casado y con dos hijos. Murió en acto de servicio el 12 de junio de 1991 junto a su compañero, Andrés Muñoz Pérez, cuando intentaban desactivar un paquete-bomba dirigido a Jesús Gallego, presidente de Construcciones Atocha, SA. La compañía era la adjudicataria de la autovía de Leizarán. ETA manifestó su rechazo al proyecto, entre las provincias de Navarra y Guipúzcoa, por el negativo impacto medioambiental que tendría sobre el paisaje de Euskadi, por eso había amenazado a todos los agentes involucrados en las obras.
Sin embargo, el paquete jamás llegó a su destinatario porque lo remitieron a la antigua dirección de la empresa, que se había trasladado a otra calle. El envío fue entonces devuelto a las dependencias de la compañía transportista, que al intentar ponerse en contacto con el remitente, averiguó que el nombre y la dirección eran ficticios y avisó a la Policía. Los artificieros fallecieron al manipular el explosivo. Además, la bomba hirió a seis agentes, a dos empleados de la mensajería y a un transeúnte.
ETA asumió la autoría del atentado afirmando que el paquete-bomba iba dirigido a los miembros del Tedax.
José Luis Urrusolo Sistiaga, autor del atentado, fue condenado a 296 años de cárcel y a indemnizar económicamente a las familias de los fallecidos y a los heridos.
Véase también Andrés Muñoz Pérez.
El subinspector de Policía, Andrés Muñoz Pérez, abulense de Navaluenga, estaba casado y con tres hijos. Murió en acto de servicio cuando intentaba desactivar, junto a su compañero Valentín Martín Sánchez, un paquete-bomba el 12 de junio de 1991. Cerca de 200 personas asistieron a su funeral en Navaluenga.
Relato completo del atentado en Valentín Martín Sánchez.
Luis Claraco López, de 39 años y natural de Linares (Jaén), estaba casado y con tres hijos. Murió en acto de servicio junto a sus compañeros de los Tedax, Pedro Domínguez Pérez y José Luis Jiménez Barrero, cuando desactivaban un paquete-bomba dirigido al ex subdirector general de Personal de Instituciones Penitenciarias el 1 de julio de 1991. El paquete, interceptado por los servicios de seguridad del Ministerio de Justicia, fue devuelto a la empresa de mensajería que lo había entregado. Varios artificieros de la unidad Tedax, entre los que se encontraba Claraco, acudieron al almacén de la sucursal de mensajería donde se localizaba el bulto sospechoso. Pero les esperaba una trampa y un doble detonador se activó cuando los agentes la manipulaban.
El funeral por Claraco se hizo en la parroquia de San Francisco, al que asistieron unos doscientos vecinos.
Véase también Pedro Domínguez Pérez y José Luis Jiménez Barrero.
El subinspector de Policía Pedro Domínguez Pérez, salmantino de 45 años, estaba casado y con tres hijos. Murió junto a los agentes Tedax, Luis Claraco López y José Luis Jiménez Barrero, cuando trataban de desactivar un paquete-bomba remitido por ETA desde Valladolid, a un alto cargo del Ministerio de Justicia el 1 de julio de 1991.
Relato completo del atentado en Luis Claraco López.
Véase también José Luis Jiménez Barrero.
El artificiero de los Tedax José Luis Jiménez Barrero, de 41 años y natural de ávila, estaba casado y con dos hijos. Murió en acto de servicio junto a sus compañeros de los Tedax, Pedro Domínguez Pérez y Luis Claraco López, cuando desactivaban un paquete-bomba dirigido al ex subdirector general de Personal de Instituciones Penitenciarias el 1 de julio de 1991. A consecuencia de la explosión, Jiménez quedó en estado de coma irreversible y murió dos días después en el hospital Doce de Octubre.
Relato completo del atentado en Luis Claraco López.
Véase también Pedro Domínguez Pérez.
Francisco Carballar Muñoz, de 47 años, casado y padre de cinco hijos, estaba destinado en el acuartelamiento del Regimiento de Artillería RACA XI de Madrid.
En la madrugada del 17 de octubre de 1991, la organización terrorista ETA colocó tres bombas en tres coches. Las explosiones tuvieron lugar entre las 7:55 y las 11:20 horas. Una persona murió, tres resultaron heridas de extrema gravedad y dos con lesiones leves.
La primera explosión se produjo en la calle Duquesa de Parcent, antes de las 9:00 horas. Afectó al teniente del Ejército de Tierra, Francisco Carballar Muñoz, cuando iba a iniciar su jornada laboral en la Academia de Artillería en el barrio de Fuencarral, donde se encargaba de examinar a soldados conductores. La bomba estaba situada en el asiento de su coche y explotó al arrancar provocándole la muerte en el acto. En el atentado fue herida leve una niña de 8 años.
La misma tarde se celebró en el Gómez Ulla una misa por Francisco. Fue enterrado en el cementerio de Santa Olalla del Cala (Huelva), localidad natal de la víctima. Asistió a las honras fúnebres un millar de personas.
El segundo atentado se produjo una hora después, a escasos 200 metros del anterior, en la calle Camarena. Resultaron heridas de extrema gravedad María Jesús González Gutiérrez y su hija de 13 años, Irene Villa González.
La tercera explosión ocurrió hacia las 11:20 horas, en la calle Pablo Casals, en el interior del coche del comandante de Infantería Rafael Villalobos Villa. El oficial sufrió lesiones de extrema gravedad. También fue herida de gravedad su hermana María Antonia.
Francisco Carrillo García estaba soltero y era natural de Madrid. Con 9 años se trasladó a Foz, en Lugo, con su familia. Cuando acabó de estudiar Secundaria, se mudó a Madrid, donde estudió óptica antes de incorporarse al servicio militar. Cuando fue asesinado, estaba haciendo la mili en la Compañía de Autos de la Unidad del Cuartel General Regional del Campamento Quintana Lacaci.
El 6 de febrero, a las 8:35 horas, Francisco Carrillo García, de 22 años, conducía un vehículo militar en el que viajaba con otras cuatro personas en dirección a la sede de la Capitanía General, en la calle Mayor de Madrid. A pocos metros del edificio explotó un coche-bomba accionado a distancia por un etarra. La onda expansiva destrozó la furgoneta militar y mató a los cinco ocupantes. Francisco fue enterrado en el cementerio de La Almudena.
Los etarras Gonzalo Rodríguez Cordero y José Gabriel Zabala fueron expulsados durante el juicio por provocar desórdenes diversos.
Relato completo del atentado en Emilio Domingo Tejedor Fuentes.
Véase también Ramón Carlos Navia Refojo, Juan Antonio Núñez Sánchez y Antonio Ricote Castillo.
Ramón Carlos Navia era natural de Pontevedra, estaba casado y tenía dos hijas de 19 y 14 años. Estaba destinado en el Estado Mayor del Cuartel General de la Región Militar Centro. Había acabado el servicio militar en Capitanía General el mes anterior al atentado. Fue enterrado en el cementerio madrileño de Carabanchel.
El 6 de febrero de 1992, varios miembros del comando Madrid de ETA estallaron un coche-bomba en el cruce de la calle Segovia y la plaza de la Cruz Verde, al paso del vehículo oficial en el que viajaban otros tres militares y un civil, en dirección a la sede de la Capitanía General, en la calle Mayor de Madrid. La explosión mató a los cinco ocupantes.
La tarde del atentado se concentraron en la Puerta del Sol de Madrid miles de ciudadanos para expresar su repulsa contra el terrorismo de ETA.
Relato completo del atentado en Emilio Domingo Tejedor Fuentes.
Véase también Juan Antonio Núñez Sánchez, Antonio Ricote Castillo y Francisco Carrillo García.
El capitán de Caballería Juan Antonio Núñez, de 54 años, era natural de la localidad salmantina de La Alameda de Gardón. Estaba casado y tenía un hijo de 26 años, también militar, y una hija de 23. Estaba destinado en la Capitanía General.
El 6 de febrero, a las 8:35 horas, Juan Antonio Núñez Sánchez iba con otras cuatro personas en un vehículo militar, camino de la sede de la Capitanía General, en la calle Mayor de Madrid. Estaban a pocos metros del edificio cuando un coche-bomba accionado a distancia por un etarra explotó. La onda expansiva destrozó el vehículo militar y mató a sus cinco ocupantes.
Juan Antonio fue enterrado en el cementerio de su pueblo natal.
Relato completo del atentado en Emilio Domingo Tejedor Fuentes.
Véase también Antonio Ricote Castillo y Francisco Carrillo García y Ramón Carlos Navia Refojo.
Emilio Domingo Tejedor tenía 50 años. Era natural de la localidad zamorana de Fresno de Sayago, donde había comprado un terreno para edificar una casa. Estaba casado y tenía un hijo de 23 años. Cumplía servicio en la Capitanía General de Madrid.
El 6 de febrero de 1992, un coche-bomba estacionado en la plaza de la Cruz Verde de Madrid estalló a las 8:35 horas al paso de un vehículo militar que se dirigía a la sede de la Capitanía General. Murieron los cinco ocupantes: el capitán de Infantería Emilio Domingo Tejedor Fuentes, el capitán de Artillería Ramón Carlos Navia Refojo, el capitán de Caballería Juan Antonio Núñez Sánchez, el funcionario de Correos y Telégrafos Antonio Ricote Castillo y el soldado Francisco Carrillo García.
Emilio fue enterrado en el cementerio de Fresno de Sayago en Zamora.
Para perpetrar el atentado, José Gabriel Zabala Erasun y Gonzalo Rodríguez Cordero, del comando “Manguis”, robaron un coche para llenarlo de explosivos en Zarautz y llevarlo a Madrid para entregárselo a miembros del comando Madrid.
Ignacio Echevarría Martín fue condenado a 457 años de prisión como autor directo y material del atentado, pena a la que se sumaron cinco años por el robo del coche utilizado en el atentado. José Gabriel Zabala Erasun y Gonzalo Rodríguez Cordero fueron sentenciados a penas de 462 años. Además, debían indemnizar de forma conjunta y solidaria a los herederos de cada uno de los cinco fallecidos y a los heridos. Hubo dos terroristas no identificados que fueron declarados autores directos y materiales junto a Echevarría Martín.
Véase también Francisco Carrillo García, Ramón Carlos Navia Refojo, Juan Antonio Núñez Sánchez y Antonio Ricote Castillo.
Antonio Ricote era funcionario civil de Correos y Telégrafos. Estaba casado y tenía dos hijos. Permanecía adscrito al Ministerio de Defensa y cuando murió estaba destinado en la Capitanía General de Madrid.
El 6 de febrero de 1992, miembros del comando Madrid de ETA hicieron estallar un coche-bomba en el cruce de la calle Segovia y la plaza de la Cruz Verde de Madrid, al paso de un vehículo militar en el que viajaban el funcionario de Correos y Telégrafos Antonio Ricote Castillo y cuatro militares que se dirigían a la sede de la Capitanía General. Murieron los cinco ocupantes del automóvil.
Antonio fue enterrado en el cementerio de Carabanchel (Madrid).
Relato completo del atentado en Emilio Domingo Tejedor Fuentes.
Véase también Francisco Carrillo García, Ramón Carlos Navia Refojo y Juan Antonio Núñez Sánchez.
Juan José Carrasco, de 26 años, era hijo de Félix Manuel Carrasco Pérez-Machado, coronel del Ejército de Tierra en situación de reserva. Había terminado la carrera de Ciencias Económicas.
El 23 de marzo de 1992, los etarras buscaron el coche de su padre, aparcado sobre el puente de Segovia, forzaron una puerta y pusieron una bomba debajo del asiento del conductor. Juan José cogió el automóvil para ir a su trabajo en Prisma Soft S.A. La bomba explotó al arrancar el vehículo.
Su funeral se ofició en la capilla del hospital militar Gómez Ulla. Fue incinerado en el crematorio del cementerio de La Almudena y depositado en el camposanto de San Isidro.
Ignacio Echevarría Martín, alias Mortadelo, fue condenado a 30 años de reclusión mayor, así como a indemnizar a sus herederos.
Aquilino Joaquín Vasco Álvarez, de 78 años, era coronel retirado del Ejército del Aire. El 31 de marzo de 1992, el portero de la finca donde vivía recibió un paquete postal. El destinatario era Joaquín Vasco, un hijo del oficial, también coronel y jefe de la base militar aérea de Gando en Gran Canaria. Tanto el militar como su mujer sospecharon de su contenido. Sin embargo, hacia las 20:15 horas, Vasco lo abrió y estalló la bomba que le provocó lesiones muy graves en manos, ojos, tórax, cara y cuello. Falleció al día siguiente en la Unidad de Vigilancia Intensiva del hospital Gregorio Marañón.
El funeral fue celebrado en la capilla del Hospital General del Aire. Al coronel Vasco le concedieron la Cruz al Mérito Aeronáutico de primera clase a título póstumo y a su viuda le entregaron la bandera de España que cubría el féretro de su marido. Fue enterrado en el panteón del Ejército del Aire de La Almudena.
El subteniente músico Miguel Miranda Puertas, de 64 años, era natural de Granada. Estaba casado y tenía cuatro hijos. Se encontraba en la reserva activa desde hacía 10 años. ETA hizo estallar un coche-bomba en el barrio de Moratalaz, matándole en el acto, el 30 de noviembre de 1992. Hacia las 14:40 horas, Miguel y el cabo Julián de la Calle Martín regresaban a sus casas cuando estalló un coche-bomba cerca de un bloque de viviendas de familias de agentes de la Benemérita y funcionarios del Ministerio del Interior.
Miguel falleció en el acto y Julián fue herido de gravedad con traumatismos craneal, tronco-abdominal, en antebrazo y codo izquierdo, además de fractura de ambas tibias. Asimismo, dos mujeres también fueron heridas. La misa funeral se realizó en Manzanares (Ciudad Real). Localidad donde vivían algunos de sus familiares y en cuyo cementerio fueron inhumados sus restos mortales.
El 2008 se dio su nombre a unos jardines de Moratalaz, en la confluencia de las calles Luis de Hoyos Sainz y Fuente Carrantona.
El 21 de junio de 1993, sobre las 8:15 horas, una furgoneta militar, ocupada por seis oficiales del Ejército y conducida por un funcionario civil, iba a la sede del Estado Mayor Conjunto y del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional, en la calle Vitruvio de Madrid. Al paso del vehículo oficial por la calle Joaquín Costa con la glorieta López de Hoyos, un etarra activó un coche-bomba, que dio de llenó a la furgoneta. Mató a los siete hombres que viajaban dentro.
En el atentado murieron el teniente coronel del Ejército de Tierra Javier Baró Díaz de Figueroa, José Alberto Carretero Sogel, José Manuel Calvo Alonso, Fidel Dávila Garijo, Domingo Olivo Esparza, Pedro Robles López y Juan Romero Álvarez. Además, otros 40 ciudadanos fueron heridos gravemente.
El turismo en el que huyeron los terroristas tras perpetrar el atentado también era un coche-bomba. Una hora después explotó en la calle Serrano de Madrid, hiriendo gravemente a tres transeúntes.
Los etarras José Gabriel Zabala Erasun y Gonzalo Rodríguez Cordero fueron condenados a penas de 930 años de reclusión por los delitos de atentado. Además, debían indemnizar económicamente a los herederos de las víctimas de forma conjunta y solidaria y a los heridos en el atentado. Los líderes de ETA, Soledad Iparraguirre y sus compañeros Mikel Albizu Iriarte y Mikel Antza, fueron detenidos en Francia.
Javier Baró Díaz de Figueroa, de 46 años, era natural de Madrid, estaba casado y tenía un hijo y una hija. Perteneció a la 24 promoción de cadetes de la Academia General Militar de Zaragoza. Estaba destinado en la División de Operaciones del Estado Mayor Conjunto. Vivía en Alcalá de Henares (Madrid) y fue enterrado en el panteón de la Brigada Paracaidista del cementerio viejo de Alcalá de Henares.
Véase también José Alberto Carretero Sogel, José Manuel Calvo Alonso, Fidel Dávila Garijo, Domingo Olivo Esparza, Pedro Robles López y Juan Romero Álvarez..
José Manuel Calvo Alonso tenía 39 años cuando fue asesinado por ETA tras explotar un coche-bomba en la calle Joaquín Costa, muy cerca de la glorieta López de Hoyos, el 21 de junio de 1993, a las 8:15 horas, al paso de una furgoneta militar en la que viajaba junto a cinco oficiales más y un funcionario civil que la conducía.
La onda expansiva dio de llenó al vehículo oficial y mató a los siete ocupantes. Además, hirió gravemente a 40 transeúntes.
José Manuel Calvo Alonso era natural de Asturias y vivía en Alcalá de Henares (Madrid). Estaba casado y tenía tres hijos. Fue enterrado en el panteón de la Brigada Paracaidista del viejo camposanto de Alcalá de Henares, junto a los otros oficiales asesinados: Javier Baró Díaz de Figueroa, Juan Romero Álvarez, José Alberto Carretero Sogel y Fidel Dávila Garijo.
Relato completo del atentado en Javier Baró Díaz de Figueroa.
Véase también José Alberto Carretero Sogel, Fidel Dávila Garijo, Domingo Olivo Esparza, Pedro Robles López y Juan Romero Álvarez.
El 21 de junio, sobre las 8:15 horas, el teniente coronel José Alberto Carretero Sogel viajaba junto a otros cinco oficiales del Ejército en una furgoneta oficial conducida por un funcionario civil. Los siete ocupantes iban de camino a la sede del Estado Mayor de la Defensa y del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional. Cuando el vehículo oficial iba por la calle madrileña de Joaquín Costa, semiesquina con la glorieta López de Hoyos, un coche-bomba, activado a distancia por miembros de ETA, estalló a su paso. La onda expansiva dio de lleno al vehículo oficial y mató a los siete oficiales que viajaban en él. Además, fueron heridos 40 ciudadanos.
Carretero, de 43 años, era natural de Getafe (Madrid), estaba casado y tenía dos hijas. Tres días antes de morir recibió la Gran Cruz de San Hermenegildo por sus 25 años de servicio activo. Fue enterrado en el cementerio de Getafe.
Relato completo del atentado en Javier Baró Díaz de Figueroa.
Véase también José Manuel Calvo Alonso, Fidel Dávila Garijo, Domingo Olivo Esparza, Pedro Robles López y Juan Romero Álvarez.
Fidel Dávila Garijo tenía 46 años cuando fue asesinado por ETA. Los etarras José Gabriel Zabala Erasun y Gonzalo Rodríguez Cordero habían robado un coche en 1992 en San Sebastián, lo ocultaron, le cambiaron la matrícula y en junio de 1993 lo llevaron hasta Madrid cargado con un potente artefacto explosivo.
El día 21 de junio, a las 8:15 horas, activaron el coche-bomba al paso de una furgoneta militar por la calle Joaquín Costa, semiesquina con la glorieta López de Hoyos, cuando iban camino de las sedes del Estado Mayor de la Defensa y del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional, en la calle Vitruvio de Madrid.
La onda expansiva dio de lleno al vehículo oficial, donde iba Dávila, otros cinco militares y el conductor, que murieron destrozados por la metralla. Además, hirió gravemente a otros cuarenta ciudadanos.
El teniente coronel Dávila estaba casado y tenía dos hijos. Estaba destinado en la División de Operaciones del Estado Mayor Conjunto. Vivía en el casco antiguo de Alcalá de Henares (Madrid), en un bloque de viviendas habitado por militares del Ejército de Tierra. Había regresado de una misión de paz de Naciones Unidas en El Salvador por la que fue condecorado por el rey don Juan Carlos, 20 días antes de morir. Fue enterrado en el panteón de la Brigada Paracaidista del cementerio viejo de Alcalá de Henares.
Relato completo del atentado en Javier Baró Díaz de Figueroa.
Véase también José Manuel Calvo Alonso, José Alberto Carretero Sogel, Domingo Olivo Esparza, Pedro Robles López y Juan Romero Álvarez.
El 21 de junio, sobre las 8:15 horas, el capitán de fragata Domingo Olivo Esparza viajaba junto a otros cinco oficiales del Ejército en una furgoneta oficial conducida por un funcionario civil. Los seis militares iban camino de las sedes del Estado Mayor de la Defensa y Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional. Cuando circulaban por la calle madrileña de Joaquín Costa, muy cerca de la glorieta López de Hoyos, un coche-bomba, activado a distancia por miembros de ETA, explosionó a su paso. Otros 40 transeúntes resultaron gravemente heridos.
Olivo, de 45 años, era natural de la pedanía de Balsapintada, en Fuente álamo (Murcia). Estaba casado y tenía cuatro hijos de entre 11 y 18 años. Estuvo destinado en la base naval de Cartagena (Murcia) la mayor parte de su carrera, pero llevaba dos años trabajando en la base aérea de Torrejón (Madrid) y estaba adscrito al Estado Mayor Conjunto del Ministerio de Defensa. Era diplomado en Guerra Naval y experto en telecomunicaciones. En Cartagena realizó diferentes labores en la base militar y en la Escuela de Submarinos.
Relato completo del atentado en Javier Baró Díaz de Figueroa.
Véase también José Manuel Calvo Alonso, José Alberto Carretero Sogel, Fidel Dávila Garijo, Pedro Robles López y Juan Romero Álvarez.
Pedro Robles López tenía 47 años cuando fue asesinado por ETA. El 21 de junio de 1993, sobre las 8:15 horas, conducía el vehículo oficial en el que iban otros cinco oficiales del Ejército. Los seis militares iban camino de las sedes del Estado Mayor de la Defensa y del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional. Cuando el vehículo circulaba por la calle madrileña de Joaquín Costa, semiesquina con la glorieta López de Hoyos, un coche-bomba fue accionado a distancia por uno de los etarras y explotó a su paso, matando en el acto a los siete ocupantes. Además, fueron heridos otros 40 transeúntes.
Robles era natural de Santander, estaba casado y tenía tres hijos. Normalmente trabajaba por las tardes, pero en aquellas fechas estaba en el turno de mañana para sacar un dinero extra para su familia. Fue enterrado en el cementerio de La Almudena, en Madrid.
Relato completo del atentado en Javier Baró Díaz de Figueroa.
Véase también José Manuel Calvo Alonso, José Alberto Carretero Sogel, Fidel Dávila Garijo, Domingo Olivo Esparza y Juan Romero Álvarez.
Los terroristas José Gabriel Zabala Erasun y Gonzalo Rodríguez Cordero robaron un coche en San Sebastián en 1992, lo ocultaron, y en junio de 1993, siguiendo órdenes de la dirección de ETA, lo llevaron cargado de explosivos hasta Madrid.
El día 21 de junio de 1993, a las 8:15 horas, otros etarras activaron la bomba en la calle Joaquín Costa, semiesquina con la glorieta López de Hoyos, al paso de una furgoneta militar. En ella viajaban el teniente coronel Juan Romero Álvarez, otros cinco oficiales del Ejército y el conductor, un funcionario civil, que iban de camino a las sedes del Estado Mayor de la Defensa y del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional. Todos murieron en el atentado. Además, la onda expansiva hirió a otros cuarenta ciudadanos.
Juan Romero Álvarez tenía 52 años, era natural de la provincia de Cádiz, estaba casado y tenía cuatro hijos. Sus grandes pasiones eran la familia, la enseñanza y la equitación. Estaba destinado en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), donde impartía clases. Fue enterrado en el panteón de la Brigada Paracaidista del cementerio viejo de Alcalá de Henares, junto a los otros oficiales asesinados Javier Baró Díaz de Figueroa, José Manuel Calvo Alonso, José Alberto Carretero Sogel, Fidel Dávila Garijo y Domingo Olivo Esparza.
Relato completo del atentado en Javier Baró Díaz de Figueroa.
Véase también José Manuel Calvo Alonso, José Alberto Carretero Sogel, Fidel Dávila Garijo, Domingo Olivo Esparza y Pedro Robles López.
El 19 de octubre de 1993 por la mañana, tres etarras fueron al número 101 de la calle madrileña de Hermosilla, domicilio del general Dionisio Herrero Albiñana. Allí le esperaron hasta que salió de casa camino al coche oficial en el que iba a su trabajo. Dos terroristas se acercaron y le dispararon varios tiros. El chófer del general fue herido en el atentado.
Los etarras se dieron a la fuga en un coche robado que dejaron abandonado en la plaza del Marqués de Salamanca. Programaron un artefacto explosivo adherido a los bajos del vehículo y fue activado por un temporizador para que estallara a las 9:00 horas. No provocó daños personales.
El general Herrero, sevillano, de 73 años, estaba casado y no tenía hijos. Era director de Sanidad del Mando de Personal del Ejército del Aire. Fue director del Hospital del Aire (Madrid) desde 1989 hasta 1991. Había sido subdirector de Asistencia Sanitaria de la Dirección de Sanidad del Mando de Personal del Ejército. Le faltaban dos meses para jubilarse. Era un gran aficionado a la música clásica y a viajar. Fue enterrado en el cementerio madrileño de La Almudena.
El etarra Juan Luis Aguirre Lete fue condenado a prisión, además de a la indemnización económica correspondiente a los herederos de Herrero y a Pasamontes por las heridas provocadas.
El 23 de mayo de 1994, Miguel Peralta Utrera circulaba en su coche, camino del trabajo, por el kilómetro seis de la carretera de Extremadura, después de llevar a su hija de 15 años al instituto. Una bomba-lapa adosada al vehículo estalló. Había sido colocada bajo el coche cuando estaba aparcado cerca de la casa de Peralta, en una zona de viviendas militares del Suroeste de Madrid. La onda expansiva también hirió a dos civiles.
El teniente Peralta, de 47 años, era natural de Medina Sidonia (Cádiz). Casado y con cuatro hijos, de entre 15 y 22 años, estaba destinado en el Cuartel General del Mando de Transmisiones Estratégicas número 22 de Prado del Rey (Madrid). En su funeral se le entregó la Cruz al Mérito Militar a título póstumo. Fue enterrado en el cementerio de Chiclana (Cádiz).
Mikel Azurmendi Peñagaricano fue condenado a una pena total de 36 años de reclusión, además de indemnizar económicamente a los herederos de Peralta y a los heridos por el atentado. Tiempo después, Azurmendi fue declarado insolvente. La bomba-lapa que asesinó al teniente Miguel Peralta fue confeccionada por los etarras Azurmendi, Mercedes Chivite y álvaro Juan Arri, que fue absuelto al carecer de pruebas suficientes para condenarlo.
El 1 de junio, sobre las 8:40 horas, Juan José Hernández Rovira salió de su casa, en la calle Antonio Arias de Madrid, junto a su hija Lourdes. Se dirigía a su trabajo en el Ministerio de Defensa y su chófer le esperaba en la calle Ibiza. Se despidió de su hija y cuando iba a subir al coche un etarra le disparó. Una vez en el suelo, lo remató con cinco impactos de bala.
El vehículo en el que huyeron los tres terroristas que habían participado en el atentado, fue abandonado en la calle Walia, frente a dos guarderías. El coche explotó a las 9:40 horas sin causar daños personales.
Juan José Hernández Rovira, de 58 años, nació en Madrid. Había enviudado hacía un año y tenía siete hijos. En 1952 ingresó en el Ejército y tres años más tarde salió como alférez de la Academia General Militar de Zaragoza. Era general de Brigada de Infantería desde 1991. Anteriormente estuvo destinado en la Academia Especial Militar del Estado Mayor Conjunto; también en el Centro de Intendencia de Madrid, en la Academia General Militar, en la Escuela de Geodesia y Topografía del Ejército, en la Escuela de Parques y Talleres de Automovilismo y en la Escuela Superior del Ejército.
El etarra Mikel Azurmendi Peñagaricano fue condenado a 52 años de reclusión. Además, debía indemnizar a los herederos legales de Juan José. José Luis Aguirre Lete fue absuelto al carecer de pruebas suficientes para condenarlo por el asesinato.
Francisco Joaquín Martín Moya era conductor civil del Parque Móvil del Estado, destinado en el Ministerio de Defensa. Estaba casado y tenía tres hijos. En 2001 se le condecoró a título póstumo con la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil.
El 29 de julio de 1994, hacia las 8:45 horas, explotó un coche-bomba colocado por ETA en la plaza madrileña de Ramales. Fallecieron Francisco Veguillas Elices, teniente general del Ejército de Tierra y entonces director general de la Política de Defensa, su chófer Francisco Joaquín Martín Moya y César García Contonente, operario de una compañía de danza que estaba trabajando en la plaza.
Al finalizar la misa fúnebre, el ministro de Defensa impuso sobre el féretro de Veguillas la Gran Cruz del Mérito Militar y sobre Martín Moya la Cruz del Mérito Militar. Los restos mortales de Martín Moya fueron incinerados en el crematorio de La Almudena.
Relato completo del atentado en Francisco Veguillas Elices.
Véase también César García Contonente.
Sucedió en Madrid, la mañana del 29 de julio de 1994. César García Contonente estaba cargando un camión cuando, a las 8:45 horas, un coche-bomba explotó. También alcanzó a un vehículo en el que viajaba el general de la Política de Defensa, Francisco Veguillas Elices y su chófer, Francisco Joaquín Martín Moya, yambos fallecieron. Además la explosión alcanzó e hirió a casi una veintena de personas.
Cesar, de 24 años, era tramoyista de la compañía privada de danza Los Ballets de Madrid, donde trabajaba su novia Laura Jorquera, como bailarina. Fue enterrado en el cementerio madrileño de Carabanchel.
Relato completo del atentado en Francisco Veguillas Elices.
Véase también Francisco Joaquín Martín Moya.
Poco después de las 8:30 horas de aquel 29 de julio de 1994, un coche-bomba explotó en la madrileña plaza de Ramales al paso del vehículo oficial que ocupaban el teniente general Francisco Veguillas Elices, director general de la Política de Defensa, y su chófer, Francisco Joaquín Martín Moya. También falleció César García Contonente, un operario de una compañía de ballet que estaba cargando material en un camión. Fueron heridas de diversa consideración otras 19 personas, se causaron estragos en 40 viviendas y locales y daños a 65 vehículos.
Veguillas, de 69 años, era natural de Alcalá de Henares (Madrid). Estaba casado y no tenía hijos. Ingresó en el Ejército en 1942 y estaba a punto de retirarse. Trabajó como agregado militar en la Embajada de España en Washington. Ascendió al generalato en 1982 y fue partícipe de diversas negociaciones militares internacionales. Tenía numerosas distinciones militares, entre ellas la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica o la Cruz de la Legión del Mérito de Estados Unidos.
álvaro Juan Arri Pascual fue condenado a 208 años de reclusión. Asimismo, debía indemnizar a los herederos de las víctimas mortales.
Véase también Francisco Joaquín Martín Moya y César García Contonente.
La casa de Margarita González, de 69 años, estaba en la calle José Silva, cerca de donde, a las 8:05 horas, explotó un coche-bomba colocado por ETA, el 19 de abril de 1995. El atentado iba dirigido contra el entonces líder de la oposición y presidente del Partido Popular (PP), José María Aznar. Margarita murió el 22 de julio por las heridas de aquel día. Quedó sepultada entre los escombros de su casa.
Agustín Mansilla, marido de Margarita, y una veintena de personas también resultaron heridas. El SAMUR logró reanimar a Margarita y la trasladaron de urgencia al Hospital Ramón y Cajal, donde permaneció en coma hasta morir. Fue enterrada tres días después de su fallecimiento en Puebla de Alcocer (Badajoz). Margarita tenía una hija y un hijo, agente del Cuerpo Nacional de Policía.
Manuel Carrasco Almansa, de 56 años, era natural de Almadén en Ciudad Real. Estaba casado y tenía cuatro hijos. Ingresó como conductor en la Administración Militar en 1972.
El 11 de diciembre de 1995 un furgón oficial camuflado, donde viajaban Manuel y otros cinco civiles que trabajaban en el Parque automovilístico de la Armada, realizaba la ruta de regreso a casa. ETA había colocado un coche-bomba en la calle Peña Prieta del distrito madrileño Puente de Vallecas que fue activado a distancia al paso de los funcionarios. La explosión mató a seis de ellos. Algunos lograron salvarse porque ya habían bajado del vehículo durante la ruta de regreso, antes de que el coche-bomba explotara a las 15:00 horas. Otras 20 personas resultaron heridas.
Los etarras Juan Antonio Olarra Guridi y Ainhoa Múgica fueron condenados y debían indemnizar a los familiares de las víctimas.
Véase también Santiago Esteban Junquer, José Ramón Intriago Esteban, Florentino López del Castillo, Félix Ramos Bailón y Martín Rosa Varela.
Santiago Esteban Junquer, de 55 años y natural de la localidad madrileña de Collado-Mediano, estaba casado y tenía ocho hijos. En 1960 ingresó como funcionario administrativo de la Armada. Era un gran aficionado a la caza y pensaba irse a vivir al campo cuando se jubilara.
El 11 de diciembre de 1995 Santiago viajaba en un furgón camuflado junto a otros cinco civiles que trabajaban en el Parque automovilístico de la Armada y hacían ruta para volver a sus casas. Murió tras la exposión de un coche-bomba colocado por ETA, activado a distancia al paso de los funcionarios en la calle Peña Prieta, en el distrito madrileño de Puente de Vallecas.
Su familia se enteró del atentado por los informativos.
Relato completo del atentado en Manuel Carrasco Almansa.
Véase también José Ramón Intriago Esteban, Florentino López del Castillo, Félix Ramos Bailón y Martín Rosa Varela
José Ramón Intriago Esteban, de 43 años, estaba casado, tenía dos hijos y trabajaba de mecánico. Abandonó los estudios y empezó a trabajar en la Armada como aprendiz de mecánico por la situación económica familiar. El fútbol era su gran pasión.
El 11 de diciembre de 1995, José Ramón viajaba en un furgón camuflado junto a otros cinco civiles que trabajaban en el Parque automovilístico de la Armada. Hacían ruta para volver a sus casas cuando un coche-bomba colocado por ETA fue activado a distancia al paso de los funcionarios en la calle Peña Prieta, en el distrito madrileño de Puente de Vallecas.
Relato completo del atentado en Manuel Carrasco Almansa.
Véase también Santiago Esteban Junquer, Florentino López del Castillo, Félix Ramos Bailón y Martín Rosa Varela.
Florentino López del Castillo, de 55 años, natural de Aravaca en Madrid, estaba casado y tenía siete hijos. En 1969 ingresó en la Administración y trabajaba en el Parque de Automóviles número 1 de la Armada.
El 11 de diciembre de 1995, Florentino murió tras la explosión de un coche-bomba activado por ETA al paso del furgón oficial en el que viajaba junto a otros cinco civiles en la calle Peña Prieta, en el distrito madrileño de Puente de Vallecas.
Relato completo del atentado en Manuel Carrasco Almansa.
Véase también Santiago Esteban Junquer, José Ramón Intriago Esteban, Félix Ramos Bailón y Martín Rosa Varela
.Félix, de 55 años, natural de Madrid, estaba casado y tenía tres hijos. Ingresó en la Armada en 1980, donde trabajaba de oficial de arsenales en el Parque de Automóviles número 1.
El 11 de diciembre de 1995 Félix Ramos Bailón murió en un furgón junto a otros cinco civiles que trabajaban en el Parque automovilístico de la Armada. Hacían ruta para volver a sus casas cuando un coche-bomba colocado por ETA fue activado a distancia al paso de los funcionarios en la calle Peña Prieta, en el distrito madrileño de Puente de Vallecas.
Relato completo del atentado en Manuel Carrasco Almansa.
Véase también Santiago Esteban Junquer, José Ramón Intriago Esteban, Florentino López del Castillo y Martín Rosa Varela.
Martín Rosa Varela, de 61 años, natural de Mancha Real en Jaén, estaba casado y tenía tres hijos. En 1975 ingresó en la Administración militar y era conductor mecánico de la Armada en el Parque de Automóviles número 1.
El 11 de diciembre de 1995, Martín murió por la explosión de un coche-bomba que fue activado a distancia por ETA, al paso del furgón policial en el que viajaba junto a cinco civiles en la calle Peña Prieta, en el distrito madrileño de Puente de Vallecas.
Relato completo del atentado en Manuel Carrasco Almansa.
Véase también Santiago Esteban Junquer, José Ramón Intriago Esteban, Florentino López del Castillo y Félix Ramos Bailón.
Francisco Tomás y Valiente era natural de Valencia, estaba casado y tenía cuatro hijos. Tras su paso por el Tribunal Constitucional había regresado a su trabajo en la Universidad como catedrático de Derecho Constitucional y no tenía escolta.
El 14 de febrero de 1996 un etarra entró en su despacho de la Universidad Autónoma de Madrid y le disparó. Cuando fue asesinado, estaba hablando por teléfono con Elías Díaz, profesor también de dicha Universidad. Uno de sus hijos, Miguel, tenía Parkinson y empeoró como consecuencia del crimen de su padre.
Sus hijos recordaron los consejos que su padre dio a los hijos del profesor Manuel Broseta Pons, amigo y compañero, que fue asesinado por ETA en 1992: “No odiéis y que el recuerdo de vuestro padre os haga sonreír”.
El etarra Jon Bienzobas fue condenado por el asesinato.
Véase también Manuel Broseta Pons.
Jesús Agustín Cuesta, de 49 años, era natural de Madrid, estaba casado y tenía dos hijos. Pertenecía a la 27 promoción del Arma de Caballería y había sido jefe del Escalón Avanzado Logístico en Bosnia con la Agrupación Córdoba, que cumplió su misión desde abril hasta octubre de 1994 dentro del contingente multinacional de la ONU en la antigua Yugoslavia. En el momento de su asesinato se encontraba destinado en el departamento de Mantenimiento de la Agrupación Logística XI, en el barrio madrileño de Campamento. Era licenciado en Derecho y Ciencias Económicas y hablaba varios idiomas.
El 8 de enero de 1997, poco antes de las 15:00, Jesús bajó del vehículo oficial cuando un terrorista se le acercó y le disparó tres tiros en la nuca cuando se dirigía a su casa en el madrileño barrio de La Estrella. Otro etarra le remató con un disparo en el mentón. Dispararon también a Alberto Asensio, el soldado de reemplazo que le hizo de chófer, pero no fue alcanzado. Además, varias personas fueron heridas cuando el coche de los etarras fue explosionado.
El Magistrado del Tribunal Supremo Rafael Martínez Emperador, de 74 años, nació en Madrid, estaba casado y tenía tres hijos. A diferencia de otros jueces, no llevaba escolta.
El 10 de febrero de 1997, en torno a las 14:30 horas, Rafael fue a su casa para recoger unos documentos antes de dirigirse hacia el aeropuerto de Barajas con destino a Barcelona, donde iba a impartir una conferencia. Fue asesinado de un tiro en la nuca en la puerta de su casa. El día del atentado se cumplían nueve años desde su nombramiento como Magistrado para la Sala 4 del Tribunal Supremo. Tuvo un emotivo funeral en el Salón de Pasos Perdidos del Tribunal Supremo.
El etarra Javier Abaunza Martínez fue imputado por el asesinato del magistrado Rafael Martínez Emperador y extraditado el 12 de septiembre de 2007 para ser juzgado por este crimen.
El teniente coronel Pedro Antonio Blanco García, de 47 años, era natural de Madrid, tenía mujer y dos hijos.
El 21 de enero de 2000, pasadas las 8:00 horas, estalló un coche-bomba colocado por ETA cuando Blanco pasó por la calle de Pizarra, esquina con paseo de Virgen del Puerto. Blanco se dirigía al vehículo oficial que le llevaría al trabajo. Poco más tarde, los etarras explotaron un segundo coche-bomba a pocos metros de una guardería infantil y del lugar del atentado.
Su funeral fue oficiado en el Cuartel General del Ejército y le concedieron la Cruz del Mérito Militar a título póstumo.
El policía nacional Jesús Escudero García, de 53 años, era natural de Colomera (Granada). Estaba casado y tenía cuatro hijos. Ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía a los 22 años y estaba afiliado al Sindicato Unificado de Policía.
El 30 de octubre de 2000 iba en el interior de un vehículo oficial del Parque Móvil del Estado como escolta de José Francisco de Querol y Lombardero, magistrado de la sala 5ª de lo Militar del Tribunal Supremo, cuando estalló una bomba que destruyó completamente el coche. También fallecieron el chófer del magistrado, Armando Medina Sánchez, y el conductor de un autobús urbano, Jesús Sánchez Martínez. Además resultaron heridas más de 60 personas.
Jesús estaba en el Grupo de Informes de la Brigada de Policía Judicial de Granada. Para aumentar su salario y poder costear las carreras universitarias de sus hijos era escolta. Desde hacía 21 días prestaba servicio en Madrid, solicitó el traslado para estar más tiempo con su primogénito.
Cerca de 2.000 personas asistieron a su misa funeral. Fue enterrado en el cementerio granadino de San José. En 2003, se le entregó la Medalla de Oro al Mérito por la Ciudad, a título póstumo. Además, una plaza de Granada lleva su nombre.
Relato completo del atentado en José Francisco de Querol y Lombardero.
Véase también Armando Medina Sánchez y Jesús Sánchez Martínez.
El 30 de octubre, Armando Medina Sánchez conducía el coche oficial que trasladaba al magistrado de la Sala 5ª de lo Militar del Tribunal Supremo,José Francisco de Querol y Lombardero, hasta su lugar de trabajo. Llevaba también al escolta del magistrado, el policía nacional Jesús Escudero García. Todos ellos fallecieron en la explosión que dejó siniestro el vehículo, el 30 de octubre de 2000. El conductor de un autobús urbano, Jesús Sánchez Martínez también falleció y resultaron heridas más de 60 personas.
Armando Medina Sánchez, de 57 años, era natural de Melilla. Estaba casado y tenía un hijo guardia civil destinado en el País Vasco. Desde 1998 le había sido asignada la conducción del coche oficial del magistrado militar De Querol y Lombardero. Estaba afiliado al sindicato UGT desde 1985. Fue enterrado en el cementerio de La Almudena.
Diego Ugarte López de Arkaute fue condenado a 22 años y 6 meses de prisión. Los etarras Asier Carrera y Luis Mariñelarena también fueron condenados por este atentado.
Relato completo del atentado en José Francisco de Querol y Lombardero.
Véase también Jesús Escudero García y Jesús Sánchez Martínez.
José Francisco, de 69 años, nació en Tarragona. Estaba casado y tenía cuatro hijos. En un mes se jubilaba. Pertenecía al Cuerpo Jurídico Militar de la Defensa y era el magistrado titular de la Sala 5ª de lo Militar del Tribunal Supremo desde 1992.
ETA estacionó un coche-bomba en el barrio de la Concepción de Madrid, en la intersección de la calle Torrelaguna y la avenida de Badajoz. Sobre las 9:10 horas de aquel 30 de octubre de 2000, estalló cuando pasaba un vehículo oficial que transportaba al magistrado José Francisco de Querol y Lombardero, a su chófer, Armando Medina Sánchez, y a su escolta, Jesús Escudero García. Todos ellos fallecieron en el acto. Resultaron heridas de diversa consideración más de 60 personas, una de ellas, Jesús Sánchez Martínez, conductor de autobús de la Empresa Municipal de Transportes, quien moriría el 8 de noviembre posterior.
De Querol Estudió Derecho en Barcelona y Murcia. Entretanto, había ingresado en la Armada como marinero de segunda. Amplió su formación en la Escuela de Estudios Jurídicos del Ejército en Murcia. Ascendió a teniente dentro del Cuerpo Jurídico de la Armada. En 1988 logró la graduación de general consejero togado. Tenía diversas condecoraciones, entre ellas las Tres Cruces de la Orden del Mérito Naval; la Cruz, Placa y Gran Cruz de la Real y Marítima Orden de San Hermenegildo, y la Gran Cruz del Mérito Naval. A título póstumo, la Gran Cruz de la Real Orden de San Raimundo de Peñafort. Desde 2003, se otorga el premio José Francisco de Querol y Lombardero.
Véase también Armando Medina Sánchez , Jesús Escudero García y Jesús Sánchez Martínez.
El 30 de octubre de 2000, Jesús Sánchez Martínez conducía por las calles de Madrid el autobús de la línea 53 de la Empresa Municipal de Transportes (EMT). A las 9:10 horas, en el cruce de la calle Torrelaguna y la avenida de Badajoz, la explosión de un coche-bomba, activado a distancia por un etarra, le hirió gravemente y murió ocho días después en el hospital madrileño de Ramón y Cajal. En el atentado también murieron el magistrado militar José Francisco de Querol y Lombardero, su escolta, Jesús Escudero García, y su chófer, Armando Medina Sánchez. Además, decenas de transeúntes fueron heridos.
Jesús Sánchez Martínez, de 35 años, era natural de Villamayor de Santiago (Cuenca), estaba casado y no tenía hijos. Vivía con su esposa en Rivas Vaciamadrid. El día de su fallecimiento fue nombrado hijo adoptivo de la localidad y pusieron a una calle su nombre. Los 1.700 autobuses de la EMT que circularon por las calles de Madrid colgaron crespones negros en sus retrovisores.
Relato completo del atentado en José Francisco de Querol y Lombardero.
Véase también Armando Medina Sánchez y Jesús Escudero García.
El salmantino Justo Oreja Pedraza, abogado y general de Brigada del Ejército de Tierra de 62 años, estaba casado y tenía cuatro hijos. Murió el 29 de julio de 2001 por un fallo multiorgánico provocado por las heridas sufridas en el atentado bomba que sufrió en la puerta de su casa, en la madrileña calle de López de Hoyos, el 28 de junio del mismo año. Oreja sufrió graves quemaduras que afectaron a la mitad de su cuerpo, presentaba traumatismo craneoencefálico y ocular, una fractura en la muñeca y una contusión pulmonar. En el atentado también fueron heridas 17 personas. A Oreja le concedieron la Gran Cruz del Mérito Militar a título póstumo.
El policía nacional madrileño Luis Ortiz de la Rosa, de 33 años, casado y con una hija, murió el 10 de julio de 2001 en Madrid. Aquel día, dos terroristas colocaron un coche-bomba en el número 155 de la calle de Ocaña, frente a la Subdirección General de Informática del Ministerio de Justicia, y posteriormente avisaron de su colocación. Pasados 45 minutos, el coche explotó matando en el acto a Ortiz, que pese a estar fuera de servicio quiso colaborar con sus compañeros desalojando el perímetro. Asimismo, la explosión hirió a 20 personas más. A Ortiz le concedieron la Medalla de Honor al Mérito Policial a título póstumo. Más de un millar de personas acudieron a su funeral.
Ana Belén Egüés y a Aitor García Aliaga fueron condenados a sendas penas de 83 años de cárcel, y al pago de la indemnización correspondiente.
El guardia civil Antonio Molina Martín, melillense de 27 años y soltero, murió en acto de servicio el 17 de diciembre de 2002. Molina y su compañero, Juan Aguilar Osuna, formaban parte de un dispositivo especial de seguridad contra los atracos y robos de la zona del noroeste de Madrid. El 31 de diciembre de 2002, dieron el alto a un coche que circulaba por una carretera nacional, en el que se desplazaban varios terroristas con 130 kilos de explosivos, dispuestos a cometer una serie de atentados escalonados en varios centros comerciales de Madrid. Al solicitarles la documentación, los etarras disparon tres veces a Molina y le mataron en el acto, mientras que a raíz del posterior tiroteo, Aguilar sufrió lesiones en un brazo que le causaron la inhabilitación permanente para desempeñar su oficio. Gotzon Aramburu Sudupe resultó herido y el otro terrorista, Jesús María Etxebarria Garaikoetxea, fue arrestado posteriormente en San Sebastián.
A Molina se le otorgó la Medalla de Oro, le nombraron hijo predilecto de Melilla y le dieron su nombre a una de las calles. Además, se levantó un pequeño monumento frente al cuartel al que pertenecía.
El ecuatoriano Diego Armando Estacio, obrero de la construcción de 19 años, y su compatriota, Carlos Alonso Palate Sailema, murieron por la explosión de una furgoneta-bomba estacionada en el módulo D del aparcamiento de la T4 de Barajas el 30 de diciembre de 2006. Pese a que ETA avisó de la presencia del explosivo, que detonó media hora antes de lo anunciado, Estacio y Palate no se percataron de la orden de desalojo. Sus restos mortales fueron localizados el 4 y el 6 de enero respectivamente.
En 2008 la Guardia Civil detuvo a los etarras Igor Portu, Martín Sarasola, Mikel San Sebastián y Joseba Iturbide, considerados responsables del atentado.
Véase también Carlos Alonso Palate Sailema.
El ecuatoriano Carlos Alonso Palante Sailema, de 35 años y soltero, era empleado de una fábrica de plásticos. Junto a su compatriota Diego Armando Estacio Sivisapa, murió por la explosión de una furgoneta-bomba estacionada en el módulo D del aparcamiento de la T4 de Barajas el 30 de diciembre de 2006. Pese a que ETA avisó de la presencia del explosivo, que detonó media hora antes de lo anunciado, Alonso y Estacio no se percataron de la orden de desalojo. Sus restos mortales fueron localizados el 6 y el 4 de enero respectivamente.
Tras la reconstrucción del aparcamiento, se levantaron un par de monolitos en recuerdo de ambos.
Véase también Diego Armando Estacio Sivisapa.