Fidel Dávila Garijo tenía 46 años cuando fue asesinado por ETA. Los etarras José Gabriel Zabala Erasun y Gonzalo Rodríguez Cordero habían robado un coche en 1992 en San Sebastián, lo ocultaron, le cambiaron la matrícula y en junio de 1993 lo llevaron hasta Madrid cargado con un potente artefacto explosivo.
El día 21 de junio, a las 8:15 horas, activaron el coche-bomba al paso de una furgoneta militar por la calle Joaquín Costa, semiesquina con la glorieta López de Hoyos, cuando iban camino de las sedes del Estado Mayor de la Defensa y del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional, en la calle Vitruvio de Madrid.
La onda expansiva dio de lleno al vehículo oficial, donde iba Dávila, otros cinco militares y el conductor, que murieron destrozados por la metralla. Además, hirió gravemente a otros cuarenta ciudadanos.
El teniente coronel Dávila estaba casado y tenía dos hijos. Estaba destinado en la División de Operaciones del Estado Mayor Conjunto. Vivía en el casco antiguo de Alcalá de Henares (Madrid), en un bloque de viviendas habitado por militares del Ejército de Tierra. Había regresado de una misión de paz de Naciones Unidas en El Salvador por la que fue condecorado por el rey don Juan Carlos, 20 días antes de morir. Fue enterrado en el panteón de la Brigada Paracaidista del cementerio viejo de Alcalá de Henares.
Relato completo del atentado en Javier Baró Díaz de Figueroa.
Véase también José Manuel Calvo Alonso, José Alberto Carretero Sogel, Domingo Olivo Esparza, Pedro Robles López y Juan Romero Álvarez.