Antonio Díaz García tenía 30 años, era de San Sebastián y estaba casado. Era propietario del bar La Gramola de Rentería.
El 5 de enero de 1981, sobre las 3.00 de la madrugada, Antonio salió del bar y se dirigió a su casa situada en la avenida de Navarra. Abrió la puerta del portal y subió las escaleras, pero fue sorprendido por varios asaltantes que le estaban esperando. La víctima recibió dos disparos en la cabeza que le provocaron la muerte en el acto. A las 6.00 de la madrugada, uno de los vecinos encontró su cuerpo sin vida tendido en el suelo.
ETA militar asumió la autoría del crimen. Sin embargo, los Comandos Autónomos Anticapitalistas se atribuyeron la acción terrorista el mismo día del atentado, un hecho que fue desmentido por ETA, que ofreció datos sobre la identidad del vecino de Oiartzun, al que los etarras robaron el coche empleado en la huida. ETA justificó el asesinato acusando a la víctima de estar relacionada con el tráfico de drogas.
José Luis Oliva, natural de Santander, aunque con domicilio en Bilbao, tenía 31 años y estaba casado. Trabajaba como autónomo arreglando persianas, oficio que había desempeñado varios años antes en una empresa bilbaína. José Luis Oliva Hernández pertenecía al comando Orbaiceta de ETA. Sus compañeros de comando le asesinaron acusándole de gastar el dinero de un atraco en asuntos personales.
El 14 de enero de 1981 dos compañeros terroristas quedaron con José Luis y le dijeron que les acompañara a recoger unas armas. Se montaron en un coche y durante el trayecto se desviaron en Sodupe, donde le mataron. Los terroristas regresaron a pie a la estación y después cogieron un tren a Bilbao.
El etarra Francisco Javier Echevarría González fue condenado como autor del asesinato a 18 años de prisión menor y al pago de una indemnización a los herederos de José Luis.
Leopoldo García Martín, policía jubilado de 63 años estaba casado y tenía una hija. Era natural de Marbella (Málaga), aunque llevaba 38 años viviendo en San Sebastián, desde que fuera destinado al cuartel de la Policía Armada de la capital donostiarra en 1943. Se retiró de la Policía en 1974 y llegó a ser subteniente.
El 17 de enero de 1981, sobre las 15:00 horas, Leopoldo caminaba por el alto de Miracruz cuando varios individuos se acercaron y le dispararon en la cabeza. Los impactos le hicieron caer al suelo, donde le remataron. Los terroristas llevaban un mes vigilando a su víctima para planificar la forma de asesinarle.
ETA militar asumió la autoría del atentado. Juan María Anza Ortúñez y María Itziar Galardi Sagardia fueron condenados a penas de 26 años, 8 meses y 1 día de reclusión mayor y a la indemnización económica correspondiente a los herederos de la víctima.
José María Ryan, de 39 años, era natural de Bilbao y de origen irlandés. Estaba casado y tenía cinco hijos. Estudió Ingeniería y se especializó en energía térmica y nuclear en Estados Unidos. Llevaba 15 años trabajando de ingeniero en Iberduero.
El 29 de enero, ETA secuestró a Ryan, ingeniero de la central nuclear de Lemóniz, que se encontraba en proceso de construcción y contra la que varios comandos de ETA llevaban años atentando. Tanto las instalaciones de la central, como la empresa Iberduero, promotora de la planta, y otras compañías relacionadas con la construcción habían sufrido anteriormente varios ataques y amenazas.
Un día después del secuestro de Ryan, ETA difundió un comunicado en el que exigían al Gobierno español la demolición de la central nuclear en un plazo de siete días a cambio de la liberación del rehén. La banda citaba que el plazo empezaba a contar desde las 17:40 horas de ese mismo día y establecía que “si una vez concluido dicho plazo se ha hecho caso omiso a nuestras exigencias, ETA se considerará libre de todo compromiso y actuará en consecuencia”.
Las peticiones de puesta en libertad de amplios sectores de la sociedad no impidieron que el 6 de febrero ETA cumpliera su amenaza y asesinara a Ryan. A las 21:30 horas, ETA anunció dónde se encontraba el cadáver de su rehén. Sobre las 22:00 horas, su cadáver fue encontrado cerca de la carretera comarcal que une Zaratamo y Arcocha, cerca de Galdácano. Tenía las manos atadas y había recibido un tiro en la nuca.
La respuesta social al asesinato fue multitudinaria. Tres días después de su muerte se llevó a cabo una jornada de huelga general. En Bilbao tuvo lugar una manifestación de repulsa convocada por los partidos democráticos y las centrales sindicales que congregó a unas cien mil personas. En San Sebastián se manifestaron varias decenas de miles de personas y en Vitoria unas 40.000 salieron a la calle en protesta por el asesinato.
José Luis Raimundo Moya, de 57 años y natural de Irurzun (Navarra), era comisario de Policía y jefe de la comisaría bilbaína de Santiago. También era licenciado en Derecho, diplomado en Medicina y Cirugía y había hecho cursos de Criminología. Entró en el Cuerpo Superior de Policía en 1944. Además, participaba como delegado en la institución benéfica Caja Socorro. Estaba considerado como un profesional muy preparado y había publicado varios libros.
El 5 de marzo de 1981 a las 15:15 horas, José Luis caminaba junto a su hermano por el barrio de Deusto en dirección a su casa en la calle Blas de Otero. Durante el paseo, su hermano se encontró con un conocido y se paró a hablar con él unos minutos mientras José Manuel continuó andando. En ese momento, un vehículo en el que viajaban tres miembros de ETA se detuvo cerca de la acera por la que caminaba el policía. Uno de los terroristas bajó, se acercó por la espalda y disparó a la cabeza de José Manuel.
Los terroristas se dieron a la fuga en el coche y el policía fue trasladado urgentemente al hospital de Basurto, donde ingresó gravemente herido. Finalmente no se pudo hacer nada por salvar su vida.
El 6 de marzo, ETA asumió la autoría del asesinato llamando por teléfono al diario Egin. El 16 de enero de 1988 los miembros del Comando Orbaiceta, Francisco Javier Echevarría González y Joseba Koldobika Artola Ibarreche fueron condenados como autores del asesinato. Artola fue sentenciado a una pena de 29 años de reclusión mayor, y Echevarría a 18 años de reclusión menor, así como al pago de una indemnización a los herederos de la víctima.
El teniente coronel Romeo Rotaeche, de 52 años, era natural de Burgos. Desarrolló casi toda su carrera militar en Vizcaya, rechazando otros destinos a pesar de las amenazas terroristas. Estaba casado y tenía seis hijos. Salió de la academia con el grado de teniente de Artillería y fue destinado a Bilbao. Tras ascender a teniente coronel, su destino fue la Zona de Reclutamiento en el Gobierno Militar de Vizcaya. Además, trabajaba en Viviendas de Vizcaya como técnico de la construcción y de cálculo de estructuras. En 1978, ya había sido víctima de un atentado terrorista del que salió ileso, tras ser ametrallado el vehículo en el que se encontraba.
El 19 de marzo de 1981, Ramón acudió a la misa de las 9:30 horas en la basílica de Begoña, cerca de su domicilio. Cuando terminó la homilía, un hombre y una mujer le siguieron hasta el umbral de la basílica, donde la mujer le disparó en la nuca. Fue trasladado en ambulancia a la clínica Virgen Blanca e intervenido quirúrgicamente. Permaneció en estado muy grave durante dos días, hasta que falleció el 21 de marzo.
Los etarras del comando Vizcaya José Antonio Borde, Sebastián Echániz y Enrique Letona fueron condenados a penas de 28 años de prisión cada uno. La sentencia les prohibió residir en Bilbao durante diez años y les obligó a indemnizar a la viuda y a sus hijos.
El teniente coronel retirado José Luis Prieto Gracia, de 61 años, había nacido en Tafalla (Navarra). Estaba casado y tenía siete hijos. Fue jefe de la Policía Foral de Navarra entre 1966 y 1979.
El militar y su esposa salieron de casa el 21 de marzo de 1981 para asistir a la misa de las 20:00 horas que se celebraba en la parroquia de Nuestra Señora del Huerto, en el barrio de San Juan. Los etarras se dirigieron al templo y cuando se encontraban en la misma puerta, dos de los terroristas dispararon a José Luis en la cabeza provocándole la muerte en el acto.
Más de 20.000 personas pasaron por la capilla ardiente y alrededor de 4.000 asistieron al funeral. El 25 de marzo, más de 50.000 ciudadanos navarros se echaron a la calle para exigir a ETA que dejase de matar.
Manuel Víctor Tomás Salvador Labat fue condenado a una pena de 10 años de prisión mayor como encubridor de un delito de asesinato, por cobijar a los terroristas que mataron a José Luis. Los miembros del comando Nafarroa de ETA, Juan José Legorburu Guerediaga, Mercedes Galdós Arsuaga y José Ramón Martínez de la Fuente fueron condenados como autores del crimen a penas de 27 años de reclusión mayor y al pago de una indemnización a su viuda. José Ramón Artola Santiesteban fue condenado, como cómplice, a una pena de 13 años de prisión menor.
Juan Costa Otamendi, de 34 años, estaba casado y su esposa a punto de dar a luz. Los medios de comunicación le describieron como una persona de ideología abertzale y especularon con que la organización terrorista le relacionaba con el consumo de drogas.
El 27 de marzo de 1981, Juan y una amiga salieron de un bar en Tolosa cuando dos etarras les obligaron a meterse en el coche del propio Costa y les condujeron cerca de Alegría de Oria. Detuvieron el vehículo y ordenaron a la mujer que se metiera en el maletero. A Juan Costa le ataron las manos y le llevaron hasta un lugar más apartado, donde le dispararon en la cabeza, provocándole la muerte en el acto. La mujer fue liberada por la Policía tres horas después.
Los miembros de ETA, José Luis Martín Elustondo, Joaquín Zubillaga Artola e Ignacio Goicoechea Arandio, fueron condenados como autores de este asesinato.
Vicente Sánchez, de 32 años, era natural de Fuentes de San Vicente (Salamanca), estaba casado y era padre de dos niñas de 7 y 4 años. Estaba adscrito al servicio de artificieros de la Policía Nacional y llevaba ocho años viviendo en Vizcaya.
Todos los días después de comer, Vicente llevaba a su hija más pequeña al colegio Santa Teresa de Barakaldo. El 8 de abril de 1981 llegó al colegio poco antes de las 15:00 horas, aparcó frente a la puerta y acompañó a su hija al interior del centro. Minutos después, salió y subió al automóvil. Antes de cerrar la puerta se acercó por su izquierda un coche del que bajaron dos terroristas encapuchados que comenzaron a dispararle ante la presencia de alumnos y padres.
El coche de Vicente, sin freno de mano, se desplazó cuesta abajo con la puerta abierta hasta que chocó contra otro vehículo. Poco después, una ambulancia trasladó el cuerpo del policía hasta el hospital de Cruces, donde ingresó muerto. Pasados tres días, ETA militar asumió la autoría del crimen.
Francisco Francés, de 29 años, era natural de Sevilla. Estaba casado, tenía dos hijas pequeñas y pronto sería padre de otro hijo. Había sido trasladado al País Vasco apenas una semana antes del atentado y pertenecía a la XIX Compañía de la Reserva General de la Policía Nacional, con base en Granada.
El 9 de abril de 1918, hacia las 7:00 horas, dos coches patrulla pretendían hacer un control policial cuando sufrieron una emboscada en una de las carreteras de acceso al centro de Bilbao, cerca de la basílica de Begoña. Un comando de ETA, integrado al menos por cinco individuos, estaba a unos 60 metros de distancia en una localización que les permitía dominar la situación. Los agentes fueron tiroteados cuando aún no habían colocado las señales indicativas del control.
En el suelo quedaron heridos los agentes Francisco Francés, Antonio Muñoz y Antonio Prado, que fueron trasladados a la clínica de la Virgen Blanca. Francisco ingresó en estado agónico y falleció poco después.
Oswaldo José Rodríguez iba a cumplir 60 años y era natural de Rairiz (Lugo). Estaba viudo y tenía tres hijos. Retirado del Ejército con el grado de teniente desde hacía casi seis años, aún realizaba tareas administrativas en la delegación del Instituto Social de las Fuerzas Armadas (ISFAS).
El 14 de abril de 1981, como cada mañana, Rodríguez se dirigía desde su casa al trabajo en la calle Urbieta, en el centro de San Sebastián. Entró en el edificio y subió a pie el primer piso. En las escaleras le esperaban varios miembros de ETA, que le dispararon causándole la muerte en el acto.
El miembro del Comando Donosti, Jesús María Zabarte Arregui, fue condenado a 29 años de reclusión mayor como culpable del asesinato. Ignacio Erro Zazu, a 29 años de reclusión mayor y Juan José Iradi Lizarazu, como cómplice del atentado, a 18 años de prisión menor. Además, Zabarte y Erro debían pagar una indemnización económica a la que respondería de forma subsidiaria Juan José Iradi Lizarazu en caso de no ser satisfecha por los dos primeros.
José María Latiegui Balmaseda, de 40 años, era el director de la empresa Moulinex de Usurbil, estaba casado y tenía dos hijos de 14 y 9 años.
El 14 de abril de 1981, una vez concluida su jornada laboral de mañana, regresaba a su casa, en San Sebastián, con un compañero de trabajo. Iban camino del coche cuando una persona se le acercó y le disparó en la sien. Fue trasladado a Nuestra Señora de Aránzazu donde ingresó sin vida.
Los miembros de los Comandos Autónomos Anticapitalistas, Joaquín Zubeldia Gorostidi y María Aránzazu Carrera Carrera fueron condenados como cómplices a 12 años y 1 día de reclusión mayor. Además, fueron sentenciados, junto a los autores del asesinato, al pago subsidiario de una indemnización económica.
Retirado del servicio desde hacía seis años, el teniente coronel Luis Cadarso San Juan, de 63 años, había nacido en Vitoria, estaba casado y tenía tres hijos. Fue segundo jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Vizcaya durante varios años. Ascendió a capitán y se fue a Durango y, ya como comandante, regresó a Bilbao hasta su jubilación.
El 14 de abril de 1981, Luis salió a las 10:45 horas de su casa, en la calle Nagusia de Basauri, adquirió un billete de lotería en un establecimiento y después se dirigió al quiosco a comprar la prensa. En ese momento, dos hombres y una mujer le dispararon cuatro tiros. Dos le alcanzaron el corazón y la cabeza, causándole la muerte.
Los miembros del comando Vizcaya, Sebastián Echániz Alcorta, Enrique Letona Viteri y José Antonio Borde Gaztelumendi fueron condenados como autores del crimen y sentenciados a 28 años de reclusión mayor cada uno, así como a indemnizar a los herederos de la víctima.
Antonio Nogueras García, de 38 años, estaba casado y tenía tres hijos. Era natural de Frigiliana (Málaga). Comenzó trabajando en un comercio de calzado y después fue escolta del general Franco. Pertenecía a la Guardia Real.
El 7 de mayo de 1981, el comando Argala liderado por Henri Parot y ordenado por el dirigente de ETA Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, Txikierdi, mató a tres militares dentro de un coche oficial en Madrid. El objetivo, sin embargo, era el cuarto pasajero del coche, el teniente general Joaquín Valenzuela Alcívar-Jáuregui, jefe del Cuarto Militar de la Casa del Rey.
Aquel día, Parot y otro etarra, montados en una motocicleta, siguieron al Dodge Dart oficial que trasladaba a Nogueras y a otros tres militares. En la calle Conde de Peñalver, aprovechando un giro en la carretera, Parot colocó la bomba sobre el techo del coche. El artefacto explotó, hacia las 10:30 horas, y mató al soldado Manuel Rodríguez Taboada, al teniente coronel Guillermo Tevar Seco y a Antonio Nogueras. El teniente general Valenzuela resultó herido, al igual que otras 20 personas.
ETA militar asumió la autoría del atentado. La acción terrorista movilizó a millones de españoles que paralizaron su actividad para expresar su repulsa contra el terrorismo etarra. Henri Parot fue condenado como autor del asesinato, Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, como inductor y cooperador necesario, e Isidro Garalde Bedialauneta, también como cooperador. Fueron sentenciados a tres penas de 30 años y a 26 años más por el atentado frustrado contra Valenzuela. Parot debía pagar una indemnización a las tres familias afectadas y al conjunto de las personas heridas.
Véase también Manuel Rodríguez Taboada y Guillermo Tevar Seco.
Manuel Rodríguez Taboada, de 36 años, era natural de Orense. A los 23 años se desplazó a Madrid para ingresar en la guardia motorizada de Franco. Posteriormente pasaría al servicio de la Casa Real. Estaba casado y tenía tres hijos.
El 7 de mayo de 1981, el comando Argala liderado por Henri Parot colocó una bomba en el coche oficial en el que viajaban Manuel y otros tres compañeros. El cabo de la Guardia Real Antonio Nogueras García y el teniente coronel Guillermo Tevar Seco también fallecieron.
Relato completo del atentado en Antonio Nogueras García.
Véase también Guillermo Tevar Seco.
El teniente coronel de Infantería Guillermo Tevar Seco tenía 56 años y era de origen aragonés. Estaba casado, tenía tres hijos y pertenecía a la octava promoción de la Academia General Militar del Arma de Infantería. Era diplomado en carros de combate y en automóviles.
El 7 de mayo de 1981, el etarra Henri Parot, junto a otro miembro del comando Argala, pusieron una bomba sobre el techo del coche oficial en el que viajaban cuatro militares. Falleció el cabo de la Guardia Real Antonio Nogueras García, el soldado Manuel Rodríguez Taboada y Guillermo Tevar Seco.
Relato completo del atentado en Antonio Nogueras García.
Véase también Manuel Rodríguez Taboada
José Olaya de la Flor, guardia civil de 28 años, natural de Madrigal de la Vera, Cáceres, casado y con una hija, fue asesinado por el Comando Vizcaya el 14 de mayo de 1981. Una bomba alcanzó su coche mientras escoltaba, junto a dos compañeros, un transporte de explosivos en Lemona. Manuel Sánchez Borrallo también murió en el acto, mientras que Anselmo Jiménez Aller resultó gravemente herido.
Enrique Letona Viteri fue condenado a dos penas de 29 años y a 19 más por asesinato frustrado. No pagó las correspondientes indemnizaciones económicas al declararse insolvente.
Véase también Manuel Sánchez Borrallo.
El guardia civil Manuel Sánchez Borrallo, de 26 años, casado y natural de Calanas, Huelva, murió junto a su compañero José Olaya de la Flor en el atentado bomba de Lemona perpetrado por el Comando Vizcaya el 14 de mayo de 1981.
Véase el relato completo del atentado en José Olaya de la Flor
Esteban Álvarez Merayo, cabo primero de la Policía Nacional de 33 años, leonés de Albares de la Sierra, fue asesinado el 5 de junio de 1981. Enviado temporalmente para reforzar las dotaciones de Gipuzkoa desde la Compañía de la Reserva General con base en La Coruña, Álvarez murió víctima de una bomba colocada en el itinerario que su convoy de la Policía Nacional realizaba hasta el acuartelamiento de Loyola, tras un operativo de seguridad en San Sebastián y otras localidades de la provincia. Los agentes, Julio Salgado Mendoza, José María Villar Iglesias, Fermín López Espino y Vicente Cachuza Basante resultaron heridos.
María José García Sánchez, de 23 años y soltera, fue la primera agente de policía asesinada en un atentado terrorista, durante un operativo antiterrorista en Zarautz. Hija de un guardia civil, pertenecía a la primera promoción de mujeres inspectoras del Cuerpo Superior de Policía. Tras asistir a la Academia fue destinada a la Brigada de Estupefacientes de Sevilla y, posteriormente, a la Brigada Central de Información. En sus dos años de servicio activo había acumulado diez menciones oficiales por su trabajo. Aquel 16 de junio de 1981, mientras María José y su grupo se disponían a registrar una vivienda sita en una urbanización de Zarautz en la que supuestamente se escondían miembros del Comando Goierri, fue asesinada de un tiro en la cabeza por terroristas que huían del lugar por las escaleras del edificio.
Juan María Tapia Irujo fue condenado el 15 de abril de 1988 a una pena de 7 años de prisión mayor por ocultar a los asesinos de la inspectora, además de tener que indemnizar a sus herederos.
El coronel de infantería Luis de la Parra Urbaneja, palentino de 63 años, casado y con dos hijos, fue asesinado a la salida de su oficina en los Cines Bidasoa por dos disparos efectuados por miembros del Comando Donosti el 22 de junio de 1981. Pese a ingresar con vida en la residencia Nuestra Señora de Aránzazu, murió dos días después, tras un coma irreversible.
De la Parra, que ingresó en el ejército en 1936 y perdió el brazo izquierdo en acción de guerra dos años después, ya como alférez provisional, pertenecía al Cuerpo de Mutilados con el grado de coronel de Infantería, y llevaba más de dos décadas trabajando como administrador contable de los Cines Bidasoa.
En octubre de 1985, Jesús María Zabarte Arregui fue condenado a 28 años de reclusión mayor. Cuatro años más tarde, Ignacio Erro Zazu recibió una pena de 32 años de reclusión mayor, y Luis María Lizarralde Izaguirre 28 años de prisión. Los tres terroristas fueron condenados a indemnizar a los herederos de la víctima.
Ignacio Ibarguchi Erostarbe, de 26 años, natural de Miravalles, Vizcaya, hijo de un importante txistulari, era miembro del PNV y dirigente comarcal de EGI, su organización juvenil. Junto a sus amigos los hermanos Juan Manuel Martínez Castaños y Pedro Conrado Martínez Castaños, también vizcaínos, trabajaban en Gipuzkoa como vendedores a domicilio de libros, discos y material para el aprendizaje del euskera.
El 24 de junio de 1981, tras comer en un restaurante de Tolosa, fueron ametrallados por dos miembros del Comando Goierri que les confundieron con agentes de Policía. Ignacio y Juan Manuel murieron en el acto, mientras que Pedro, herido de gravedad, permaneció en el hospital de Aránzazu de San Sebastián, donde murió nueve meses después.
ETA militar ni reconoció su error ni la autoría del atentado, y la atribuyó a asesinos a sueldo.
Juan Antonio Rezola San Vicente, policía municipal de Tolosa, fue condenado a tres penas de 18 años de reclusión mayor como cómplice del atentado por alojar a los terroristas, y a indemnizar económicamente a los herederos legales de las víctimas.
Véase también Juan Manuel Martínez Castaños y Pedro Conrado Martínez Castaños.
Juan Manuel Martínez Castaños, de 26 años, vizcaíno natural de Durango, casado y con dos hijos, murió en el atentado perpetrado por el Comando Goierri en Tolosa, el 24 de junio de 1981. En el mismo atentado murieron su hermano, Pedro Conrado Martínez Castaños, y su amigo, Ignacio Ibarguchi Erostarbe.
Relato completo del atentado en Ignacio Ibarguchi Erostarbe.
Véase también Pedro Conrado Martínez Castaños.
Pedro Conrado Martínez Castaños, de 30 años, casado y con un hijo y militante del Partido Comunista de Euskadi (PCE-EPK), murió a consecuencia de las graves heridas que sufrió en el atentado realizado por el Comando Goierri en Tolosa, el 24 de junio de 1981. También perdieron la vida su hermano Pedro Conrado Martínez Castaños y su amigo Ignacio Ibarguchi Erostarbe. Pedro permaneció nueve meses en el hospital de Aránzazu de San Sebastián, donde falleció el 28 de marzo de 1982.
Relato completo del atentado en Ignacio Ibarguchi Erostarbe
Véase también Juan Manuel Martínez Castaños.
Antonio Murillo Chacón, de 25 años y soltero, pacense nacido en Puebla Reina, fue asesinado por el Grupo Autónomo de Autodefensa de Euskadi (GAAE) el 26 de junio de 1981.
Antonio, que estaba celebrando con sus amigos las fiestas patronales de Hernani, murió en la ambulancia que le trasladaba al hospital de San Sebastián, por el disparo en la cabeza que recibió cuando entraba al portal de su casa pasadas las 4.30 de la madrugada. Según el Diario de Navarra, la víctima había sido detenida dos años antes por tenencia de drogas.
El teniente del Ejército Magín Fernández Ferrero, de 44 años, leonés de Villazala del Páramo estaba casado y con dos hijos. Destinado en la IV Zona del IMEC, llevaba 20 años residiendo en Barakaldo. La mañana del 5 de julio de 1981, tras abrir el puesto prensa de su esposa, fue emboscado y ejecutado por varios terroristas que le dispararon en la espalda y la cabeza. Se recogieron 14 casquillos de bala en la escena del atentado.
Luis Miranda Blanco, guardia civil sevillano de 28 años, casado y con dos hijos, iba a ser padre de nuevo cuando miembros del Comando Donosti le mataron, hiriendo de gravedad a su compañero, el agente José Paradero Garrote, tras disparar al vehículo oficial en el que viajaban por la Nacional I, el 6 de julio de 1981.
Jesús María Zabarte Arregui, Ignacio Esteban Erro Zazu y Luis María Lizarralde Izaguirre fueron condenados a 29 años de reclusión mayor por el asesinato de Miranda, y a 16 años de reclusión menor por el asesinato frustrado de Paradero. Además tuvieron que indemnizar a los herederos del primero y al segundo por las secuelas sufridas.
Ovidio Ferreira Martín, de 29 años y empleado de una agencia de transportes, murió a consecuencia de las heridas recibidas en el tiroteo entre policías y etarras desencadenado el 10 de julio de 1981 en el casco viejo de Bilbao, en el que también murió Joaquín Gorjón González. Ovidio, que se vio inmerso en medio del fuego cruzado, fue alcanzado por dos disparos, uno en la pierna derecha y otro en la cara, que se alojó en la parte posterior del cráneo. Falleció el 14 de octubre de 1981.
Relato completo del atentado en Joaquín Gorjón González.
Joaquín Gorjón González, guardia civil retirado de 59 años, natural de la salmantina Vilvestre, estaba casado y tenía seis hijos. Gorjón, que entró en la Benemérita en 1945 y se retiró en abril de 1972, trabajaba en el departamento de importaciones de una agencia de aduanas en Bilbao. La mañana del 10 de julio de 1981 murió de un disparo en la espalda y el cuello mientras esperaba el tren en la vizcaína estación de Basauri.
El asesino y dos cómplices huyeron en coche, pero fueron perseguidos por dos patrullas de la Policía Nacional hasta el casco viejo de Bilbao, donde los etarras bajaron del coche y siguieron corriendo por las calles. En la persecución fueron heridos el etarra Sebastián Echániz, aunque logró huir, y dos personas más, Aurora Múgica y Ovidio Ferreira Martín.
Sebastián Echániz Alcorta, Enrique Letona Viteri y José Antonio Borde Gaztelumendi fueron condenados a 26 años, 8 meses y 1 día de prisión mayor.
En enero de 2009, la Asociación Nacional de Guardias Civiles Marqués de las Amarillas homenajeó a Gorjón nombrándole socio de honor a título póstumo.
Véase también Ovidio FerreiraMartín.
Félix Galíndez Llano, soltero de 54 años y empleado de una inmobiliaria, llevaba 30 años viviendo en la alavesa pensión Ocho de su Amurrio natal. Allí murió asesinado a balazos la mañana del 25 de julio de 1981 por dos terroristas a los que abrió la puerta. Estanislao Galíndez Llano, hermano de Félix y cartero en la misma localidad, también fue asesinado por ETA unos años más tarde.
Tras tres meses en los que ETA no cometió ningún asesinato, volvió a matar el 17 de octubre de 1981. La víctima fue el cabo primero de la Guardia Civil Santiago González de Paz, tinerfeño de 30 años, casado y con dos hijos y miembro del cuerpo de especialistas fiscales del puerto de Santurce. Tres terroristas le acribillaron en su coche y huyeron en un taxi robado en el que les esperaba otro etarra.
Manuel Hernández Seisdedos, salmantino de 34 años y casado, fue asesinado el 26 de noviembre de 1981 en la trastienda de su armería. Tras acceder al establecimiento aún cerrado al público, uno de los terroristas se acercó a Manuel y le disparó a bocajarro en presencia de sus hijas. Pese a ser trasladado con rapidez a Urgencias del hospital de Basurto, entró con parada cardíaca y falleció dos días después.
Luis Alberto Pastor Landa fue condenado como cómplice, por ayudar a los autores del crimen a huir, a 13 años de reclusión menor, así como al pago de una indemnización a los herederos de la víctima.