El cadáver del portugués Virgilio do Nascimento Afonso, de 24 años, apareció en el barrio donostiarra de Buenavista el 23 de mayo de 1990. Casi un mes después ETA se atribuyó el crimen por la relación de la víctima con el tráfico de drogas. Según los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Virgilio era el responsable de una banda que también se dedicaba al tráfico de armas y el robo de coches.