Víctor Legorburu Ibarreche, alcalde de Galdácano desde 1966, estaba sopesando dejar el cargo para dedicarse a su trabajo en la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao y al pequeño negocio de tipografía que compartía con un hermano. Tres meses antes, ETA había lanzado un ultimátum exigiendo la dimisión de todos los alcaldes y por eso Víctor iba escoltado por dos policías municipales. Además, dos años antes varios encapuchados entraron en su imprenta, amenazaron a Víctor y a su hermano Julián con una metralleta y prendieron fuego al local.
El 9 de febrero de 1976, el mismo día en que vencía el ultimátum de ETA, Legorburu salió de su casa sobre las ocho de la mañana y se dirigió al garaje, a varias manzanas, para recoger su coche y acudir al trabajo en la caja de ahorros. Cuatro individuos apostados a ambos lados de la calle le ametrallaron y fue alcanzado por doce proyectiles que le causaron la muerte. En el atentado resultaron también heridos los escoltas: Francisco Ruiz Sánchez, quien, a pesar de recibir once impactos de bala, logró salvar su vida y Gerardo García Romero. Víctor Legorburu, de sesenta y tres años, había nacido el 6 de marzo de 1912 en la misma localidad de la que era alcalde, estaba casado y tenía dos hijos de 20 y 22 años.