Ramón Bañuelos Echevarría, vendedor ambulante de 33 años y con cuatro hijos, murió por una bomba colocada en los bajos de su coche. La explosión, ocurrida en el barrio bilbaíno de Churdinaga, le causó la muerte inmediata el 7 de octubre de 1988. Según ETA fue “ejecutado por colaborar con la Policía y por sus vinculaciones con el tráfico de drogas”. Ramón había estado unos meses en prisión preventiva en la cárcel de Basauri por tráfico de estupefacientes. Un primo de Ramón, Ignacio Bañuelos Lasso, también sería asesinado por ETA en 1989. María García Bañuelos y su hija Laura Manzanares García, familiares de Buñuelos, fueron heridas en Bilbao tras estallar una bomba adosada a los bajos de la furgoneta que ocupaban en 1991.
Fernando del Olmo Vega y José Luis Martín Carmona fueron condenados a 30 años de reclusión mayor, además del abono conjunto y solidario de una indemnización a los herederos de Ramón. Por su parte, Juan Carlos Iglesias Chouzas fue sentenciado a 40 años y 7 meses de prisión.