El policía nacional Miguel Marcos Martínez, cacereño de 53 años, estaba casado y con dos hijos. Fue asesinado el 8 de diciembre de 1990, cuando el convoy de dos furgones en el que viajaba para cubrir el partido de fútbol del Club Deportivo Sabadell y Málaga Club de Fútbol en la Nova Creu Alta, fue alcanzado por la explosión de un coche-bomba detonado a distancia por el comando Barcelona. La explosión alcanzó de lleno al segundo furgón matando también a los agentes Ramón Díaz García, Juan José Escudero Ruiz, Juan Gómez Salar, Eduardo Hidalgo Carzo y Francisco Pérez Pérez. Otros dos policías y nueve viandantes fueron heridos de gravedad.
Los restos de Marcos fueron enterrados en Cilleros en un sepelio al que asistieron más de dos mil personas entre autoridades políticas, policiales y militares, además de familiares, amigos y vecinos de su pueblo natal.
Relato completo del atentado en Ramón Díaz García.
Véase también Juan José Escudero Ruiz, Juan Gómez Salar, Eduardo Hidalgo Carzo y Francisco Pérez Pérez.