El funcionario de prisiones José Ramón Domínguez Burillo tenía 35 años, era natural de Burgos y estaba soltero. Licenciado en Psicología, trabajaba en la cárcel de Martutene desde 1985. Desde 1990 era educador y animador cultural en dicha cárcel. ETA le mató el 22 de enero de 1993.
Poco después de las 8:00 horas, José Ramón salió de su casa para ir al trabajo. Se encontraba en el barrio de Martutene cuando dos etarras le dispararon por la espalda dos tiros en cuello y cabeza. El funeral se celebró en la parroquia burgalesa de la Sagrada Familia. Unas 3.000 personas despidieron a José Ramón, que fue enterrado en el cementerio burgalés de San José.
Al día siguiente de su asesinato, se convocó un paro de cinco minutos en todos los centros penitenciarios de España, secundado masivamente por funcionarios y presos. En la cárcel de Martutene se unieron a la protesta varios etarras. El atentado fue interpretado como un ataque de ETA contra la reinserción de sus militantes encarcelados.
José María Iguerategui Gillisagasti y Juan Antonio Olarra Guridi fueron los asesinos de Juan Ramón. Olarra fue condenado a 28 años de reclusión y al pago de una indemnización económica. A Iguerategui no se le juzgó, ya que murió en 1994 tras explotarle una bomba que llevaba en una mochila.