José María Martínez Martínez-Cubero, de 41 años y natural de León, estaba casado y tenía dos hijos. Vivía en Portugalete desde hacía años donde se dedicaba a la compra-venta de oro y de aparatos electrónicos. Fue secuestrado por etarras y conducido hasta las cercanías de una mina abandonada en su propio coche. Su cuerpo fue encontrado el día 21 de septiembre, en San Salvador del Valle, atado de pies y manos con cinta aislante. Los terroristas le dispararon un tiro en la nuca. Murió en el acto.