El 8 de agosto de 2000, José María fue en coche a la sede de su empresa. Aparcó su vehículo, cuando un etarra activó a distancia una bomba alojada en un coche aparcado junto al suyo. La explosión le mató casi en el acto.
José María Korta, de 57 años, era natural del barrio de Arrona, en Cestona (Gipuzkoa), donde fue enterrado. Estaba casado y tenía tres hijos. Sus grandes aficiones eran la familia, los amigos, el esquí y el ciclismo. No estaba afiliado a ningún partido, pero era simpatizante del Partido Nacionalista Vasco (PNV).
En 1971 entró en la empresa familiar Korta, S.A. Había estudiado en el seminario de San Sebastián y pasó un tiempo en Suiza aprendiendo francés. En 1994 fue nombrado presidente de la Asociación de Empresarios de Guipúzcoa (ADEGI) y fue reelegido en junio de 2000. Era un defensor del diálogo con todas las fuerzas políticas de Euskadi, pero se mostró siempre contrario a la violencia y a que los industriales vascos pagaran la extorsión económica exigida por ETA.
En 2001 se creó la Fundación Joxe Mari Kortaren Bidetik para difundir y dar continuidad a los valores que distinguieron al empresario vasco y con el fin de promover diversos proyectos de innovación y educación.
Los etarras Ibon Etxezarreta Etxaniz y Patxi Xabier Makazaga fueron condenados a 25 y 27 años de prisión mayor, respectivamente. Además, debían indemnizar económicamente, de forma conjunta y solidaria, a los herederos de José María.