José Luis Ramírez Villar, soltero y con dos hermanos, había ingresado voluntario en el servicio militar y estaba destinado en la Agrupación de Tropas del Cuartel General del Ejército como policía militar cuando fue asesinado el 18 de marzo 1980, un día antes de cumplir 20 años y su sueño de ser policía.
Aquel día realizaba tareas de escolta protegiendo a Fernando Esquivias Franco, general del Ejército de Tierra, y a su ayudante, el teniente coronel Manuel Mier Hidalgo, cuando fueron víctimas de una bomba colocada en el itinerario que diariamente realizaban. El explosivo, situado en una moto robada atada a una farola, fue detonado por Henri Parot, líder del comando Argala, célula etarra formada por ciudadanos franceses. José Luis Ramírez murió en el acto, mientras que Esquivias y Mier sufrieron heridas leves.
Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, dirigente de ETA que había suministrado la información al Comando, y Henri Parot, fueron condenados a 30 años de reclusión mayor por el asesinato de José Luis Ramírez y a dos penas de 25 años por los asesinatos frustrados de Esquivias y Mier; además de tener que indemnizar económicamente a los herederos de José Luis, obligación que Henri no cumplió al declararse insolvente.