La Ertzaintza concluyó que podían haber confundido a José Luis Luengos Martínez, de 31 años, con otro miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado, porque tenían un coche similar. ETA intentó justificar el asesinato afirmando que era “un colaborador de los servicios especiales de la Guardia Civil”.
Aquel 29 de septiembre de 1992, dos etarras le asesinaron a tiros. Hacia las 20:30 horas estaba dentro de su coche, aparcado en doble fila frente a la Estación de Rentería cuando un tiro en la cabeza le mató.
José Luis era natural de León. Llevaba cuatro años trabajando en el País Vasco, junto a su único hermano, en Elitel, una empresa filial de Telefónica. Estaba soltero y tenía novia. Su misa de funeral se celebró en la Iglesia de la Sagrada Familia de León. Fue enterrado en el cementerio municipal de San Froilán.