Héctor Abraham Muñoz Espinoza, de 39 años, natural de la localidad chilena de Concepción, vivía en Irún desde 1971. Casado con una francesa, poseía dos tiendas de antigüedades. Alrededor del mediodía del 19 de junio de 1979, mientras se hallaba trabajando en uno de sus establecimientos, dos terroristas le dispararon desde la puerta de entrada. Muñoz, que intentó refugiarse de la lluvia de balas detrás de un escritorio, fue rematado a bocajarro por los asesinos con tres disparos en la cabeza, el corazón y el cuello. Muñoz había sido amenazado de muerte en varias ocasiones y llevaba tiempo pensando en cerrar su negocio y abandonar el País Vasco. Días después del crimen, ETA militar asumió la autoría del asesinato de Muñoz acusándole de estar relacionado con distintos servicios de información internacionales.