Antonio Pérez García, natural de la localidad malagueña de Cortes de la Frontera, casado y con tres hijas, llevaba 20 años residiendo en Lemona tras diez en otras localidades vizcaínas. Trabajaba como vigilante en una empresa cementera y regentaba un bar. Tras sufrir amenazas abandonó temporalmente la localidad. Poco después de regresar fue asesinado el 17 de mayo de 1979 por miembros del comando Kioto de ETA.
La noche de su asesinato, Antonio salió de su trabajo en la cementera con un compañero, y ambos se dirigieron a su bar en coche. Al dejar a su acompañante en el establecimiento para ir a aparcar el vehículo, dos terroristas le asaltaron y uno de ellos le mató con tres disparos en el tórax, tras lo que huyeron en un coche robado.
En 1979, Juan José Larrinaga Echeverría fue condenado a 26 años, 8 meses y 1 día de reclusión mayor. En 1987, también fueron condenados a prisión Juan José Legorburu Guerediaga, Ernesto María Alberdi Olano, Juan Antonio Urrutia Aurteneche y Fernando Iraculis Albizu, así como a indemnizar a los herederos de Antonio.