El guardia civil Antonio Molina Martín, melillense de 27 años y soltero, murió en acto de servicio el 17 de diciembre de 2002. Molina y su compañero, Juan Aguilar Osuna, formaban parte de un dispositivo especial de seguridad contra los atracos y robos de la zona del noroeste de Madrid. El 31 de diciembre de 2002, dieron el alto a un coche que circulaba por una carretera nacional, en el que se desplazaban varios terroristas con 130 kilos de explosivos, dispuestos a cometer una serie de atentados escalonados en varios centros comerciales de Madrid. Al solicitarles la documentación, los etarras disparon tres veces a Molina y le mataron en el acto, mientras que a raíz del posterior tiroteo, Aguilar sufrió lesiones en un brazo que le causaron la inhabilitación permanente para desempeñar su oficio. Gotzon Aramburu Sudupe resultó herido y el otro terrorista, Jesús María Etxebarria Garaikoetxea, fue arrestado posteriormente en San Sebastián.
A Molina se le otorgó la Medalla de Oro, le nombraron hijo predilecto de Melilla y le dieron su nombre a una de las calles. Además, se levantó un pequeño monumento frente al cuartel al que pertenecía.