Antonio Fernández Guzmán, de 37 años, casado y con dos hijos, era natural de Huelma (Jaén), aunque residía en Santurce desde hacía diez años, donde trabajaba como empleado de la empresa Termesa, dedicada a las tareas de estibado. ETA le mató, acusándole de ser confidente policial, el 3 de septiembre de 1980.
Ocho meses antes de su asesinato, en los muelles de Santurce aparecieron unos pasquines en los que se acusaba a Antonio de ser confidente policial. Sus amigos los retiraron, contactaron con los autores y les aclararon que las acusaciones eran falsas.
El 3 de septiembre de 1980, Antonio se dirigió andando hacia el puerto de Santurce donde trabajaba. Al llegar a la confluencia de las calles Capitán Mendizábal y Juan XXIII, dos etarras le tirotearon a corta distancia causándole la muerte. Los terroristas huyeron en un coche robado en el que les esperaba un cómplice.
Nicolás Fernández Guzmán, uno de los cinco hermanos de la víctima, pasó junto al lugar del atentado y se enteró del asesinato de Antonio al ver su cuerpo en el suelo.