El 6 de mayo de 1975, el guardia civil Andrés Segovia Peralta, de 41 años, había terminado su servicio en la fábrica de armas Astra-Unceta y regresaba al acuartelamiento caminando por la vía férrea Bilbao-Bermeo. Eran poco más de las diez y media de la noche cuando, apenas recorridos unos cien metros, varios individuos que le esperaban en un Morris MG rojo le ametrallaron por la espalda. Cuando el jefe de estación y los clientes de un bar cercano llegaron hasta él había sido alcanzado por más de 20 impactos y aún seguía con vida. Andrés Segovia murió media hora más tarde en el taxi que le trasladaba a un hospital de Bilbao. En el suelo se encontraron casi cuarenta casquillos de bala.
Andrés Segovia Peralta nació en 1934 en Moral de Calatrava (Ciudad Real), estaba casado y era padre de una niña de cinco años y de un niño de nueve. Desde que salió de la Academia, en 1969, estuvo destinado en Gernika. El Ayuntamiento de su localidad natal lo nombró hijo adoptivo el día después del atentado.