José era natural de la localidad leonesa de Joarilla de las Matas. Estaba casado y tenía tres hijos. Vivía en Vizcaya desde 1981 y estaba destinado en el Servicio Fiscal de la Guardia Civil de Santurce. Era especialista en submarinismo.
El 12 de abril de 1989, sobre las 8:30 horas, José Calvo de la Hoz, de 51 años, iba en coche en dirección a la oficina del Servicio Fiscal del puerto de Santurce. Se detuvo para esperar el transbordador que une el barrio de Las Arenas con Portugalete en la ría de Bilbao, cuando dos etarras montados en otro vehículo se acercaron y le dispararon. José recibió cuatro tiros que le provocaron la muerte poco después de ser ingresado en el hospital de Cruces.
La etarra Carmen Guisasola Solozábal fue condenada a 3 años de prisión por un delito de encubrimiento. Además, debía indemnizar económicamente a la esposa de José.
Juan Bautista Castellanos, de 56 años, era natural de la localidad cacereña de Abadía, estaba casado y tenía dos hijas. Entró en el Ejército a través de la Academia de Suboficiales y estaba destinado en Bilbao desde 1954.
El 25 de abril por la mañana, Juan Bautista Castellanos Martín salió del garaje donde aparcaba su coche para ir a trabajar a la farmacia del Gobierno Militar, cuando un coche en el que iban dos etarras le cerró el paso. En ese momento uno de ellos se bajó y le disparó tres tiros. Sufrió heridas en el brazo izquierdo, el corazón y la nuca, que le provocaron la muerte en el acto. Al día siguiente, ETA hizo un comunicado en el que asumía la autoría del asesinato.
Juan Antonio García Andrés, de 32 años, era natural de Navarredonda, en Madrid, y estaba casado. Ingresó en la Policía en 1979 y trabajaba en la comisaría madrileña de Buenavista.
El 8 de mayo, sobre las 22:10 horas, tres miembros del comando Francés de ETA se situaron en la carretera comarcal que lleva a la prisión de Alcalá-Meco, en la localidad madrileña de Alcalá de Henares. El etarra Henri Parot vio acercarse al coche del funcionario de prisiones José Luis López Montenegro y le ametralló. José Luis pudo bajar del automóvil y huir a pie para evitar que le mataran. Mientras, los terroristas colocaron una bomba en el vehículo del funcionario.
Unos minutos más tarde, un microbús con 12 policías y dos coches particulares con agentes vestidos de paisano se encontró con el automóvil de José Luis con las luces encendidas y una puerta abierta. Uno de los vehículos policiales trasladó al herido y el otro, en el que iban cuatro agentes, se acercó al coche para inspeccionarlo. En ese momento, estalló el explosivo que mató en el acto a Juan Antonio García Andrés y a José Antonio Montes Gila. Otros dos policías fueron heridos.
Henri Parot fue condenado a un total de 105 años de prisión por su participación, además de la indemnización económica correspondiente para los herederos de Juan Antonio y José Antonio.
Véase también José Antonio Montes Gila.
José Antonio Montes Gila tenía 35 años y era natural de Pegalajar (Jaén). Ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía en 1976 y en el momento de su muerte prestaba servicio en la Sexta Unidad de Radiopatrullas de la comisaría madrileña de Chamartín. Estaba casado y tenía una hija.
El 8 de mayo, sobre las 22:00 horas, miembros del comando Francés de ETA se situaron en la carretera comarcal que lleva a Alcalá-Meco, en la localidad madrileña de Alcalá de Henares, y ametrallaron al funcionario de prisiones José Luis López Montenegro, que resultó herido de gravedad.
Después, los etarras pusieron una bomba en el coche abandonado del funcionario. Minutos más tarde llegó una dotación de policías que se acercó al vehículo para inspeccionarlo. Los etarras accionaron a distancia un artefacto explosivo que mató en el acto a José Antonio Montes Gila y a Juan Antonio García Andrés.
Relato completo del atentado en Juan Antonio García Andrés.
Luis Hortelano García, de 33 años, era natural de Bilbao, estaba casado y tenía dos hijos. Había ingresado en el Cuerpo Nacional de Policía en 1982, pero cuatro años más tarde comenzó a trabajar en la Ertzaintza.
El 24 de mayo de 1989, varios terroristas colocaron una bomba cerca de un concesionario de Peugeot, en el barrio bilbaíno de Zorroza, para atraer a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Al mismo tiempo, los etarras dejaron cerca un coche cargado de explosivos. Cuando estalló el primer artefacto, inspeccionaron la zona en busca de más explosivos. Encontraron un taxi que llevaba en su maletero una bomba e iniciaron la desactivación. Después de más de dos horas, la bomba estalló y mató en el acto al ertzaina Luis Hortelano García y a los policías nacionales Manuel Jódar Cabrera y José María Sánchez García, miembros de los Tedax. Además hirió a otras 11 personas: cuatro policías, un bombero y seis civiles.
El etarra José Luis Martín Carmona, como autor del triple asesinato, fue condenado a 20 años de reclusión mayor por un delito de atentado y a dos penas de 28 años de reclusión mayor por dos delitos de asesinato. También fueron condenados los etarras Fernando del Olmo Vega e Inmaculada Pacho Martín. Además, debían indemnizar económicamente a los herederos de los fallecidos de forma conjunta y solidaria.
Véase también Manuel Jódar Cabrera y José María Sánchez García.
Manuel Jódar Cabrera, de 35 años, era natural de Rubite (Granada), estaba casado y tenía dos hijos. Ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía en 1975.
Manuel murió el 24 de mayo de 1989 mientras intentaba desactivar una bomba colocada por ETA en el maletero de un taxi. Junto a él falleció su compañero, José María Sánchez García, y el ertzaina Luis Hortelano García. Los agentes estuvieron más dos horas manipulando el sistema explosivo cuando dos trampas añadidas estallaron provocando la muerte de los tres agentes.
Relato completo del atentado en Luis Hortelano García.
Véase también José María Sánchez García.
José María Sánchez García, de 34 años, natural de Galinduste (Salamanca), estaba casado con Ana María Lerena y tenía un hijo de 4 años y una hija de 5 meses. Ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía en 1981.
José María murió junto a su compañero, Manuel Jódar Cabrera, y el ertzaina Luis Hortelano García, cuando intentaban desactivar una bomba colocada por ETA en el maletero de un taxi, el 24 de mayo de 1989. Sus restos fueron enterrados en Galinduste, donde veraneaba con su familia.
Días después, en protesta por el atentado, policías, guardias civiles, funcionarios de prisiones y familiares se manifestaron en las proximidades de la prisión de Alcalá-Meco en Madrid.
Relato completo del atentado en Luis Hortelano García.
Véase también Manuel Jódar Cabrera.
Gregorio Caño García, de 49 años, era natural de la localidad leonesa de Villamañán. Estaba casado, tenía tres hijos y llevaba 20 años trabajando en la SAPA. Era chófer de Joaquín Aperribay, presidente de la Sociedad Anónima Placencia de las Armas (SAPA) y vicepresidente de la Real Sociedad C. F.
El objetivo del etarra Francisco Javier Balerdi Ibarguren no era atentar contra Gregorio, sino que pretendía secuestrar a Joaquín Aperribay.
El 29 de junio de 1989, hacia las 6:45 horas, Gregorio estaba esperando a Aperribay en la puerta de su casa en la calle Zubieta, en San Sebastián, cuando el etarra le tiroteó. Falleció cuando era trasladado al hospital. Otro terrorista, Juan Ignacio Ormaechea Antepara, también participó en el crimen y fallecería en 1991 tras un enfrentamiento con la Guardia Civil. El etarra Balerdi fue condenado a 17 años, así como a la obligación de indemnizar a los herederos legales de la víctima.
El comandante Ignacio Julio Barangua Arbués, de 37 años, nació en Zaragoza. Estaba casado y tenía una hija de 12 años. Estaba destinado en la Dirección de Transportes del Mando Superior de Apoyo Logístico del Ejército de Tierra en Madrid.
El 19 de julio de 1989, los terroristas Henri Parot y Jacques Esnal ametrallaron el vehículo oficial en el que iba Barangua, junto al coronel José María Martín-Posadillo Muñiz y el chófer. El soldado que conducía el vehículo resultó herido de gravedad. En 2005 ambos fallecidos fueron ascendidos con carácter honorífico y a título póstumo.
Francisco Múgica Garmendia fue condenado como colaborador necesario en el atentado.
Relato completo del atentado en José María Martín-Posadillo Muñiz.
José María Martín-Posadillo Muñiz, de 56 años, nació en Toledo y estaba destinado en la Dirección de Transportes del Mando Superior de Apoyo Logístico del Ejército de Tierra. Estaba casado y tenía tres hijos. En 2005 recibió el ascenso honorífico a general.
La dirección de ETA encargó a Henri Parot y Jacques Esnal el atentado contra el coronel José María Martín-Posadillo Muñiz, de 56 años, y el comandante Ignacio Julio Barangua Arbués. El 19 de julio de 1989, fueron ametrallados al salir del Cuartel General del Ejército de Tierra, en la avenida Ciudad de Barcelona de Madrid, cuando viajaban en el vehículo oficial conducido por el soldado Fernando Vilches Herranz, que resultó herido de extrema gravedad. Parot disparó cinco balas con una pistola Sig-Sauer contra el coche, mientras que Jacques Esnal lo ametralló con un Kalaschnikov.
Henri Parot fue condenado como autor material del atentado a dos penas de 28 años de reclusión mayor por cada uno de los asesinatos consumados, y a otra de 19 años de reclusión menor por el delito de asesinato frustrado. Francisco Múgica Garmendia fue sentenciado como autor por cooperación necesaria. Además, debían indemnizar a los familiares de las víctimas y al chófer Fernando Vilches.
Véase también Ignacio Julio Barangua Arbués.
Conrada Muñoz Herrera, de 55 años, fue la primera persona que ETA asesinó en Granada. Estaba de vacaciones en su casa del pueblo, en la localidad granadina de Montillana, cuando recibió un paquete a nombre de su hijo, Dionisio Bolívar Muñoz, el 11 de agosto de 1989. Al abrirlo, el libro-bomba explotó causándole heridas de extrema gravedad. Fue trasladada a un hospital de Granada, donde ingresó cadáver. La explosión también hirió a otro de sus hijos y a una sobrina.
El explosivo fue enviado al domicilio habitual de su hijo Dionisio, en la ciudad de Granada, pero desde allí alguien lo reenvió a Montillana, donde se encontraba Conrada. Dionisio había registrado anteriormente esa dirección cuando trabajaba en una cárcel de Murcia. En el momento del atentado, trabajaba como funcionario de prisiones en el centro penitenciario del Salto del Negro en Las Palmas de Gran Canaria.
El día anterior, el funcionario de prisiones Juan Antonio Piñero también había recibido un paquete bajo el mismo procedimiento. Sin embargo, al sospechar de su contenido, lo pasó por un detector de objetos, descubriendo en su interior la bomba que la Policía desactivó con éxito.
José María Arregui Erostarbe, considerado jefe del aparato logístico de ETA fabricó dos bombas que simulaban ser libros. Por su lado, Francisco Múgica Garmendia se las entregó a los etarras del comando Itinerante de Henri Parot y Jacques Esnal para que las remitieran a los funcionarios Dionisio Bolívar y Juan Antonio Piñero. Parot, Garmendia y Arregui Erostarbe fueron condenados a penas de prisión y obligados a indemnizar a los herederos de Conrada y a dos heridos. El etarra Esnal cumpliría condena perpetua desde 1997 en Francia.
La fiscal Carmen Tagle González, de 44 años, era natural de Madrid y estaba soltera. Pertenecía a la Carrera Judicial desde hacía 11 años y se encargaba de casos que tramitaba el Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional. Desempeñaba fundamentalmente la acusación pública en sumarios instruidos tras la comisión de atentados terroristas por parte de ETA. Pese a que se sabía amenazada, no disponía de escolta. Como medida de precaución, solo había dado órdenes a su conserje de no informar sobre su dirección, siendo prácticamente desconocida entre sus vecinos.
El 12 de septiembre, sobre las 15:15 horas, Carmen iba a entrar con el coche en el aparcamiento de su domicilio, en la calle Julio Palacios de Madrid. En ese momento, los etarras Henri Parot y Jacques Esnal, que la habían seguido desde que salió de la Audiencia Nacional, le dispararon varios tiros desde la ventanilla abierta de su turismo que le causaron la muerte en el acto.
Según declaró Henri Parot, autor material del crimen, para el asesinato fue decisivo el viaje que la fiscal realizó para interrogar a Urrutikoetxea Bengoetxea. Los etarras Henri Parot, como autor material del atentado, y Francisco Múgica Garmendia, como inductor y cooperador necesario para cometer el asesinato, fueron condenados a sendas penas de 30 años de reclusión mayor. Además se les obligaba a indemnizar conjunta y solidariamente a los herederos legales de Carmen. Jacques Esnal fue condenado a cadena perpetua en Francia.
La Asociación de Fiscales instituyó el premio Carmen Tagle en homenaje y recuerdo de su compañera. El galardón reconoce a quienes trabajan de manera destacada en la lucha contra el terrorismo y en favor de la paz.
Luis Reina Mesonero, de 61 años, era natural de Bilbao y propietario de una pescadería en el mercado de la plaza de Abastos de Bilbao. Su mujer llevaba 27 años en una silla de ruedas.
El 12 de septiembre, sobre las 21:00 horas, Luis entró en el portal de su casa, en la calle Fica 32 y recogió un paquete del buzón. Pocos meses antes había sufrido una embolia que le había lesionado el oído y la vista. Por esa razón, acercó sus ojos al paquete, momento en el que explotó provocándole heridas mortales en la cabeza y el tórax.
ETA calificó el atentado de Luis Reina Mesonero de “equivocación y error irreparables”, según un comunicado enviado al diario Egin. La banda atribuía la confusión a que un policía nacional tenía el mismo nombre que la víctima, dato que la Jefatura Superior de Bilbao negó de forma tajante.
El mismo día que fue asesinado Luis Reina, el consejero de Obras Públicas del Gobierno de Navarra, Antonio Aragón, recibió un paquete sospechoso que la Policía logró desactivar.
El policía nacional Juan Pedro González Manzano, de 34 años, estaba casado y tenía una hija pequeña. Había nacido en Molina de Segura y residía en Basauri. Estaba adscrito al Servicio de Radiopatrullas de la comisaría de esta localidad. Había sido destinado temporalmente al Grupo Local de Fronteras de Irún y le quedaban tres días de servicio en el País Vasco antes de volver a Molina de Segura (Murcia), cuando murió en un atentado perpetrado por ETA. Su familia se negó a que se celebraran actos oficiales de homenaje en el País Vasco.
El 29 de septiembre de 1989, Juan Pedro condujo su vehículo hasta el acuartelamiento del Cuerpo Nacional de Policía de Irún. La bomba, colocada debajo del asiento del conductor, estalló cuando accedía al interior del recinto y se disponía a aparcar. Dos días antes, en Basauri, ETA había colocado el artefacto explosivo en el coche de Juan Pedro para que estallara en ese municipio pero el dispositivo falló y se activó de forma accidental en Irún. Los etarras Fernando del Olmo Vega, Inmaculada Pacho Martín y José Luis Martín Carmona fueron condenados por el asesinato.
El policía nacional José Ángel Álvarez Suárez, de 31 años, estaba casado y era padre de una niña de 5 años. Había nacido en la localidad leonesa de Socil, y llevaba ocho años destinado en San Sebastián. Era escolta de personas amenazadas por ETA.
El 6 de octubre de 1989, José Ángel paseaba a mediodía por las calles aledañas al céntrico mercado donostiarra de la Brecha. Iba vestido de paisano y estaba desarmado. Sin tiempo para reaccionar, un etarra se le aproximó por la espalda y le pegó un tiro en la cabeza por el que falleció en el acto.
Francisco Javier Balerdi Ibarguren y Jesús María López González fueron condenados a 30 años cada uno y a indemnizar a los herederos de José Ángel.
El día posterior al asesinato, unas 2.500 personas recorrieron varias calles de la ciudad donostiarra bajo el lema: “Paz ahora y para siempre”. Fue enterrado en su pueblo natal.
Eladio Rodríguez García, de 50 años, era natural de Castro de Rey (Lugo) y tenía dos hijos, de 22 y 17 años. Desde 1984 estaba destinado en el País Vasco. Cuando fue asesinado estaba destinado en la unidad de seguridad en la comisaría del barrio bilbaíno de San Ignacio.
El 6 de noviembre, a las 7:00 horas, el subinspector del Cuerpo Nacional de Policía Eladio Rodríguez García salió de casa con el hijo de 15 años de la mujer con la que vivía. El chico volvió́ a casa para coger un paraguas mientras el policía arrancaba el coche. En ese momento explotó una bomba colocada en los bajos del vehículo por miembros del comando Vizcaya de ETA. Murió en el acto.
Los etarras Inmaculada Pacho Martín, Fernando del Olmo Vega y José Luis Martín Carmona fueron condenados a 30 años de reclusión mayor como culpables del atentado. Además, debían indemnizar económicamente a los herederos de la víctima de forma conjunta y solidaria.
Ignacio Bañuelos, de 26 años, natural de Guardo (Palencia), estaba casado y tenía dos hijos. Se dedicaba a la recogida de quincalla y objetos usados y a la venta ambulante.
El 15 de noviembre de 1989, Ignacio arrancó su camión cuando una bomba colocada por ETA en los bajos de su vehículo explotó y le mató en el acto en el barrio bilbaíno de Uribarri.
No era esta la primera vez que la familia Bañuelos era víctima de la violencia de ETA. En octubre de 1988 Ramón Bañuelos Echevarría, primo de Ignacio Bañuelos, había sido asesinado en el barrio de Txurdinaga. Posteriormente, en enero de 1991, otros dos miembros de la misma familia, María García Bañuelos, de veintisiete años, y su hija, Laura Manzanares García, de once años, resultaron heridas de gravedad, también en el barrio de Txurdinaga, tras estallar una bomba adherida a los bajos de la furgoneta que ocupaban.
El 17 de noviembre, sobre las 17:00 horas, miembros de ETA vieron un vehículo oficial del Ejército de Tierra que circulaba cerca de la estación de tren de Atocha, en el que iban el teniente coronel de Artillería José Martínez Moreno, soltero de 51 años y el soldado conductor Alfonso de los Reyes Cobertera Zurita, de 20 años. José iba hacia su casa después de salir del trabajo en el Cuartel General del Ejército de Tierra, donde era inspector de Artillería, cuando el coche oficial se paró en un semáforo en rojo en la glorieta de Carlos V. Los terroristas, que iban en otro automóvil, se pusieron a su altura y dispararon a los militares por las ventanillas, matando en el acto a José e hiriendo a Alfonso en la región cervical, que recibió el alta poco después de ingresar en el hospital.
El etarra Henri Parot fue condenado a 52 años de reclusión mayor como autor del atentado. Francisco Múgica Garmendia a un total de 55 años de prisión mayor por un asesinato consumado y por el delito de asesinato frustrado. Además debían indemnizar económicamente, de forma conjunta y solidaria, a los herederos de José y a Alfonso.