Eutimio Gómez, de 43 años, era natural de Barrio, en la localidad cántabra de Vega de Liébana. Trabajaba como calefactor en el hospital de Valdecilla desde 1973 y era militante de la Unión General de Trabajadores (UGT). Eutimio y su mujer, Julia, que también falleció en el atentado, tenían dos hijos de 18 y 16 años.
El 19 de febrero de 1992, ETA colocó un coche-bomba en la avenida de los Deportes de Santander, junto al cruce con el barrio de La Albericia. Sobre las 18:15 horas, una furgoneta policial pasó por el lugar y un etarra accionó la bomba. La onda expansiva mató a Eutimio Gómez Gómez y a su mujer Julia Ríos Rioz, que caminaban en dirección a casa tras haber finalizado su jornada laboral en una panadería. La explosión también mató a Antonio Ricondo Somoza, que viajaba en su coche. Los dos agentes que iban en la furgoneta resultaron heridos graves, pero lograron salvar la vida. Otros 18 transeúntes fueron heridos de menor gravedad.
“No pasó lo que queríamos. No cayó quien queríamos. Gora ETA”. Este fue el mensaje que recibió la Policía Municipal, tres horas después de la matanza, el 19 de febrero de 1992.
Gonzalo Rodríguez Cordero y José Gabriel Zabala Erasun fueron condenados a 162 años de prisión cada uno. Ignacio Recarte Ibarra y Luis Ángel Galarza Quirce a 203 años y 6 meses de prisión. Por otra parte, Francisco Múgica Garmendia, Pakito, fue sentenciado a 195 años y 11 meses de prisión por haber ordenado la comisión del atentado. Además, debían pagar la correspondiente indemnización económica. La etarra Dolores López Resina, alias Lola, también fue condenada a más de 92 años de cárcel por su participación.
Véase también Julia Ríos Rioz y Antonio Ricondo Somoza.
Antonio Ricondo Somoza tenía 27 años y había terminado la carrera de Químicas. Falleció cinco días después del atentado, tras permanecer en coma en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital de Valdecilla. La familia donó sus órganos, excepto una córnea dañada por la metralla. Según contó su padre, Pedro Ricondo, al diario La Razón (17/05/2005), “una mujer vasca vive con su corazón”.
El 19 de febrero de 1992, pasadas las 20:00 horas, ETA activó un coche-bomba en Santander al paso de un furgón del Cuerpo Nacional de Policía, en el barrio de La Albericia. Los dos agentes fueron heridos de gravedad. En el atentado fallecieron dos viandantes, Eutimio Gómez Gómez y Julia Ríos Rioz, y Antonio que conducía su coche en sentido contrario al vehículo policial. Otras 18 personas resultaron heridas.
La misa funeral por Antonio se realizó en la iglesia de Santa Lucía de Santander. Más de mil personas asistieron al acto religioso que se celebró en total recogimiento, solo roto por el llanto de sus familiares.
José Ramón Treviño, arcipreste de Irún, fue encarcelado por acoger en su iglesia a dos de los terroristas.
Relato completo del atentado en Eutimio Gómez Gómez.
Véase también Julia Ríos Rioz.
Julia Ríos Rioz era de Gajano, de la localidad cántabra de Marina de Cudeyo. Trabajaba en la panadería La Constancia, propiedad de su hermana. Tenía dos hijos.
El 19 de febrero de 1992, pasadas las 20:00 horas, Julia caminaba con su marido, Eutimio Gómez Gómez, por el cruce de La Albericia de Santander. En ese momento, al paso de un furgón del Cuerpo Nacional de Policía, un etarra estalló a distancia un coche-bomba. La explosión les mató en el acto. También murió Antonio Ricondo Somoza, que conducía en sentido contrario al vehículo policial. Además, resultaron heridas una veintena de personas.
Su marido y ella fueron enterrados en el cementerio santanderino de Ciriego. Tras el atentado, cerca de 50.000 personas se manifestaron contra el terrorismo por las calles de Santander.
Relato completo del atentado en Eutimio Gómez Gómez.
Véase también Antonio Ricondo Somoza.
El brigada del Ejército de Tierra, Luis Conde de la Cruz, de 46 años, era natural de Pinilla de Ambroz (Segovia). Casado y padre de un hijo, fue asesinado por ETA en un atentado con coche-bomba contra el Patronato Militar Virgen del Puerto de Santoña (Cantabria), la residencia militar en la que pasaba unos días de vacaciones, el 22 de septiembre de 2008.
Conde Ingresó en el Ejército en 1981 y, después de ascender a brigada en julio de 2000, fue destinado en la Academia de Artillería. Recibió la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo (2001), la Encomienda de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo (2006) y la Medalla al Mérito Militar, a título póstumo.